domingo, 12 de abril de 2009

Las primeras experiencias "textuales" de Iwasaki



Estos días habéis estado investigando sobre las posibles influencias literarias de Iwasaki. A la espera de que el próximo día 16 de Abril nos confirme o contradiga en directo nuestras intuiciones, podemos echar mano de algunas declaraciones del autor que nos ponen bastante en la pista.




Mi primera experiencia textual


"DURANTE MI INFANCIA los cómics fueron tan valiosos como los clásicos, así que debo citar a Julio Verne, Mark Twain y H.P. Lovecraft, al lado de Tarzán, Spiderman y los 4 Fantásticos. Ya de adolescente leí cinco libros maravillosos: la Ilíada y la Odisea, Historias de Cronopios y de Famas de Julio Cortázar, La palabra del mudo de Julio Ramón Ribeyro y los Cuentos Completos de Edgar Allan Poe. De los libros leídos en mi último año de colegio me marcaron para siempre Cien años de soledad de García Márquez, La Cartuja de Parma de Stendhal, El libro de arena de Borges y El mito del eterno retorno del rumano Mircea Elíade, los cuales «ordenaron» todas mis lecturas anteriores, superhéroes incluidos.

Como entré a la universidad con 16 años, todavía no sabía leer con alicate y destornillador, así que también leí a Freud, Levi-Strauss y San Agustín como si fueran autores de literatura fantástica, hasta que descubrí la complejidad narrativa de Conversación en La Catedral de Vargas Llosa, El obsceno pájaro de la noche de Donoso y El Astillero de Onetti. Literariamente hablando, mi descubrimiento de esas tres novelas fue comparable a lo que representaron para mí Fellini, Bergman y Woody Allen en el dominio del cine. Desde entonces siempre leo con «caja de herramientas».

Ha transcurrido mucho tiempo desde entonces y los libros que me han encantado son numerosos, pero si tuviera que elegir sólo cinco me quedaría con La Ilíada, Historias de Cronopios y de Famas, El libro de arena, La Cartuja de Parma y los Cuentos Completos de Poe en unos tomitos azules de Alianza. Mi textualidad se definió con la lectura de esos libros a los que siempre regreso, porque en aquella edad remota mi promiscuidad textual era absoluta y podía quedarme horas en la cama disfrutando del texto por el texto, practicando la homotextualidad y a veces la heterotextualidad.

No es casual que sólo haya citado libros que leí sin destornillador, porque el hechizo que me infligieron fue poderoso, fulminante y perturbador, como los rayos de Cíclope o la energía cósmica de Galactus. Admiro a los escritores que son capaces de cifrar en una sola novela el compromiso, la condición humana y la identidad de su país, su continente o su planeta; pero sólo envidio a quienes nos seducen textualmente y nos mantienen en vela hasta que la mañana nos arrasa, deslumbrados y felices.

Por eso la primera experiencia textual es más esencial y memorable que la otra".
(Extraído de "Cuatro [ale]gatos a favor de la Lectura", blog del autor)

2 comentarios:

  1. El encuentro literario que mantuvimos ayer con Fernando Iwasaki fue una entusiasta invitación a la lectura. No en vano él se declara lector antes que escritor. Disfrutamos con la palabra a través de su recreación del capítulo 68 de "Rayuela", del genial Julio Cortázar. No olvidó su deuda con Borges y Cortázar.
    El sentido del humor, que percibimos en la lectura de "Ajuar funerario", también se puso de manifiesto en sus dedicatorias:
    "A Paloma, que sabe que los vivos dan siempre más miedo que los muertos".

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  2. Yo también estuve allí y me divertí mucho. Me encantó cuando aludió a su origen peruano y a su abuelo japonés y comentó "tanta gente empecinada en ser de un sitio cuando se puede ser de varios", pues eso que me gusta la gente universal.
    Un saludo

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