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martes, 13 de febrero de 2018

¿Para qué sirve la sintaxis?

 
En el marco de los retos diarios con que empezamos cada día nuestra clase de Lengua de 2º de Bachillerato, quiero compartir un artículo de opinión publicado hace unos años que ha reforzado el sentido que damos este curso a la gramática: una herramienta para detectar ambigüedades de la lengua, descubrir erratas, captar guiños,...Cada día mejora un poco más nuestra competencia lingüística, de forma que ya estamos casi convencidos de la utilidad de la sintaxis.
 
 
 
Reproduzco aquí el artículo del profesor de Literatura José Luis González publicado en "Culturas" ( Hoy.es el 6/05/14). Destaco en color las estructuras que nos han dado juego en clase, en la línea del la Gramática reflexiva orientada a competencias (GrOC):
 
"¿PARA QUÉ SIRVE LA SINTAXIS?"
"¿PARA qué sirven las abuelas? ¿Para qué sirve nuestra sombra? ¿Para qué sirve el ácido hialurónico? ¿Para qué sirve el café? ¿Para qué sirve la alabanza a Dios? ¿Y el vidrio reciclado? ¿Y un catedrático emérito de Estratigrafía, o hablar en ruso allá en Lubango, la capital de la provincia angoleña de Huíla? ¿Y para qué sirve el Senado ahora? ¿Y los logaritmos neperianos? ¿Para qué sirve poner normas de seguridad en un laboratorio de productos químicos? ¿Para qué votar en las europeas?
La Antropología se pregunta por qué vivimos bastantes más años de los que necesitaría la capacidad reproductora de nuestra especie. No todos los cachorros conocen a sus abuelos. Los seres humanos -y sus genomas- disfrutan de la generación que dio vida a sus progenitores. Afortunadamente. Los padres quieren abuelos y abuelas jóvenes que cuiden y quieran de cerca y despacio a sus nietos. Sirven. Siempre. Ayudan.
¿Pero para qué sirve la Sintaxis? «Para lo mismo que puede servir un crucigrama o un sudoku. Fundamentalmente para pensar. Analizar el idioma es hacer gimnasia mental para utilizarlo mejor, para escribir mejor, para expresar mejor, para comprender mejor. O sea, para mejorar». Respuesta de Álex Grijelmo, un periodista modélico, apasionado del idioma. También se piensa sentado ante un tablero de ajedrez. Y ante las películas de ocho apellidos como los de Allen, Kieslowski, Eastwood, Kubric, Lumet, Terrence Malick, Tarkovski o Erice o los ocho que quiera poner usted. También deja pensativo la poesía que traspasa las paredes del corazón. Y todas las esquelas. A algunos les remueven las entrañas las cotizaciones de Bolsa y su Íbex. A otros, los titulares de Deportes. A mí, mirar lejano el oleaje (desde que no fumo). La sintaxis ayuda a pensar. Entre otras razones, porque se ocupa del orden de las palabras. Un ejemplo: cualquier hispanohablante puede entender la diferencia de significado entre estas dos frases aparentemente iguales: «Compró caro ese chalet» y «Compró ese chalet caro». En una te engañan y en la otra estás forrado. No todos, sin embargo, aciertan a explicar gramaticalmente esas diferencias de sentido sutiles. Quien aprendió qué es un complemento predicativo y para qué sirve sabrá argumentarlo.
Lo Más
La Sintaxis, por tanto, sirve para pensar mejor, como los sudokus y los crucigramas, y también para jugar. ¿Qué prefiere: «gorras de viaje» o «viajes de gorra»? ¿Es igual de humano «Una menos vieja» que el despiadado «Una vieja menos»? Usted puede formar unas cuantas frases distintas cambiando el orden de estas nueve palabras: «Los socios que no vinieron ayer abonaron el importe». Varía la semántica si se altera la alineación de la frase. En plan gratuito: «Los socios que vinieron ayer no abonaron el importe». En plan selectivo: «Los no socios que vinieron ayer abonaron el importe». En plan tocateja para todos: «Los socios que no vinieron abonaron ayer el importe». En plan noticia y apremio: «Vinieron los socios que no abonaron el importe ayer».
Es cierto que -salvo al profesorado de Lengua-a un camarero o a una abogada, a casi ninguna dentista o a pocos policías o albañiles les exigen en sus trabajos analizar oraciones. Sí tendrán que sumar, multiplicar, viajar y dividir. Si ayudan a sus hijos con los deberes, puede que sí les toque enzarzarse con atributos y circunstanciales y hasta con criaturas como los sintagmas. Ante una parejita de frases formularias como esta, «La niña quiere la muñeca» y «La niña quiere a la muñeca», doña Sintaxis te da la cena y deja muchas puertas abiertas para reflexionar. ¿No servía para eso?
Habrá que reconocerlo: quien pregunta un porqué o un para qué no siempre reclama soluciones o respuestas, puede manifestar una actitud de rechazo. Yo aplaudo y secundo esas rebeldías. No me gustan los que se quejan pero sí quienes protestan. Aunque algunos quieren que la única respuesta sea el tesoro del bienestar. «A veces hay que romper las normas para aclarar las cosas», suelta un personaje de 'Las normas de la casa de la sidra'. Los temporeros que recolectan las manzanas se niegan a cumplir las reglas porque las impusieron sin preguntar a los inquilinos.
La Sintaxis permite darles vueltas a las cosas. «Todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias». Cortázar. Para eso también sirve, por supuesto. El bienestar se refugia en «Haz las cosas interesantes». Los apasionados prefieren el «Haz interesantes las cosas». Más vale. Vale más."
 

jueves, 8 de febrero de 2018

"Contar la vida en cursos", Víctor Juan

Imagen: Toni Demuro


Los profesores cambiamos de año con la extrañeza que nos da saber que nuestra vida se cuenta por cursos escolares, nunca por meses de calendario. Víctor Juan, con más de 30 años a pie de aula, reflexiona sobre el milagro repetido de empezar curso con renovadas ilusiones(pdf).
 
"De la misma manera que hay quien cuenta la vida en legislaturas, en campeonatos de liga, en pascuas militares o en ejercicios fiscales, los maestros cuentan la vida en cursos. Los distintos destinos en donde han trabajado son hitos en una larga carrera profesional que les permiten situarse en el espacio y en el tiempo. Y en esas coordenadas recuerdan a las personas con las que compartieron las ilusiones, la tristeza de los días tristes, la esperanza y los sueños de un futuro mejor. Pasa el tiempo muy suave y un día uno cae en la cuenta de que hace treinta años que empezó a dictar dictados, que se han pasado diez desde que dio clase en tal escuela o que aquellos niños que un día fueron sus alumnos ya solicitan plaza escolar para sus hijos.

 Durante estos primeros días de la vuelta a la escuela a los maestros se les amontonan en la memoria el nerviosismo y la incertidumbre de cada septiembre porque empezar un curso es, en realidad, volver a construir un mundo menudo de palabras y complicidades en el que los niños y los maestros van a encontrarse. El aula se llena de escolares nuevos y los maestros harán el milagro de mirarlos a todos, de entenderlos, de preguntarse qué es lo mejor para cada uno de ellos. Y frecuentemente lo harán con pocos recursos, escasos apoyos y sin obtener otra recompensa que la que procura la satisfacción por el trabajo bien hecho. Lo harán porque son maestros. Marguerite Yourcenar escribió en ‘Alexis o el Tratado de inútil combate’: «No es difícil albergar pensamientos admirables cuando están presentes las estrellas. Es más difícil guardarlos intactos durante la pequeñez de los días». Esto es justo lo que hacen los maestros. Trabajan un día tras otro, contando la vida en cursos, en la pequeñez de los días, lejos de la luz de las estrellas.
 
El arte de perder el tiempo 
 

En un mundo tecnológicamente mediado como en el que vivimos es más urgente que nunca recuperar la mirada propia sobre la realidad o lo que es lo mismo tener una teoría personal sobre las cosas, rescatar nuestra mirada secuestrada en las pantallas. Ahora que parece que todo es instantáneo y efímero, quizá uno de los objetivos que deberían proponerse los maestros sea enseñar a los niños a leer reposadamente, animarles para que descubran el placer de pensar mostrándoles el maravilloso mundo de las ideas, invitarles a mirar las copas de los árboles o a desentrañar el secreto que susurra a su paso el agua del río, que no es otra cosa que su propio pensamiento. Para hacer realidad estos propósitos, lejos del activismo hueco y estéril que tantas veces nos distrae de lo importante, los niños han de aprender a no hacer nada y los profesores, como diría la maestra María Sánchez Arbós, deben cultivar el arte de perder el tiempo porque quizá esa sea la única manera de ganarlo definitivamente. Y de vez en cuando, si un niño pregunta qué hago ahora, el maestro haría bien en contestarle: «Nada, no hagas nada. Mira por la ventana. Siéntate y sueña».


Imagen: Toni Demuro

 
(VÍCTOR JUAN: Crónicas de la vieja pizarra,ed. Doce Robles, págs. 48-49)


 



domingo, 2 de abril de 2017

Neil Gaiman: Tenemos la obligación de imaginar


En el Día Internacional del Libro Infantil recordamos las palabras reivindicativas de Neil Gaiman:
 
"Los escritores – especialmente los escritores para niños, pero todos los escritores- tenemos una obligación hacia nuestros lectores; es la obligación de escribir cosas verdaderas, lo cual es especialmente importante cuando creamos historias de personas que no existen en lugares que nunca fueron. Debemos comprender que la verdad no es lo que ocurre sino lo que nos dice acerca de quiénes somos. La ficción es la mentira que cuenta la verdad, al fin y al cabo. Una de las mejores curas para el lector reacio, a fin de cuentas, es un cuento que no pueda dejar de leer. Y aunque debemos contar a nuestros lectores cosas verdaderas y darles armas y armadura y transmitirles la sabiduría que hayamos ido recopilando en nuestra corta estancia sobre este mundo verde, tenemos la obligación de no predicar, de no sermonear, de no introducir a la fuerza por el gaznate de nuestros lectores moralejas y mensajes predigeridos, como los pájaros adultos alimentan a sus bebés con gusanos premasticados; y tenemos la obligación de nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia, escribir nada para niños que no quisiéramos leer nosotros mismos.
 
Tenemos la obligación de comprender y de reconocer que como escritores para niños estamos haciendo una labor importante, porque si la fastidiamos y escribimos libros aburridos que hacen que los niños salgan espantados de la experiencia lectora, habremos mermado nuestro propio futuro y reducido el suyo.
 
Todos nosotros – adultos y niños, escritores y lectores- tenemos la obligación de soñar despiertos. Tenemos la obligación de imaginar. Es fácil hacer como si nadie pudiera cambiar nada, como si estuviéramos en un mundo en el que la sociedad es tan enorme que el individuo es menos que nada: un átomo en una pared; un grano de arroz en un arrozal. Pero lo cierto es que los individuos cambian su mundo una y otra vez, los individuos hacen el futuro y lo hacen imaginando que las cosas pueden ser distintas.
Echad un vistazo a vuestro alrededor. Parad por un momento y mirar la habitación en la que os encontráis. Voy a señalar algo tan evidente que suele olvidarse. Es esto: todo lo que veis, incluidas las paredes, fue, en algún momento, imaginado. Alguien decidió que era más fácil sentarse en una silla que en el suelo e imagino la silla. Alguien tuvo que imaginar la manera de que yo pueda hablar con vosotros ahora mismo en Londres sin que nos llueva encima a todos. Esta habitación, y las cosas en ella, y todas las demás cosas en este edificio, esta ciudad, existen porque, una y otra vez, algunas personas imaginaron cosas.
Tenemos la obligación de hacer que las cosas sean bellas. De no dejar el mundo más feo de lo que nos lo encontramos, de no vaciar los océanos, de no dejar nuestros problemas para la siguiente generación. Tenemos la obligación de recoger nuestra basura y nuestro desorden, y de no dejar a nuestros hijos un mundo echado a perder, timado y mutilado.
Tenemos la obligación de decir a nuestros políticos lo que queremos, de votar en contra de políticos de cualquier partido que no entiendan el valor de la lectura en la formación de ciudadanos que valen la pena, que no quieran actuar para preservar y proteger el conocimiento y fomentar la competencia lectora. No es cuestión de política de partido. Es cuestión de humanidad común.
A Albert Einstein se le preguntó una vez cómo podíamos hacer más inteligentes a nuestros hijos. Su respuesta fue al mismo tiempo sencilla y sabia. “Si queréis que vuestros hijos sean inteligentes”, dijo, “leédles cuentos de hadas. Si queréis que sean más inteligentes, leédles más cuentos de hadas." Comprendía el valor de la lectura, de la imaginación.
 Espero que podamos dar a nuestros niños y niñas un mundo en el que lean, en el que se les lea, en el que imaginen y en el que comprendan". 
 

martes, 15 de noviembre de 2016

"Romancero gitano", según Federico García Lorca

Toni Demuro

¿Cómo valoraba el propio Federico García Lorca su obra?
 
Este fragmento corresponde a la conferencia-recital que Federico celebró en el Ateneo de Valladolid antes de la publicación del mismo:



Toni Demuro
         "El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía; y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal.

            Así pues, el libro es un retablo de Andalucía, con gitanos, caballos, arcángeles, planetas, con su brisa judía, con su brisa romana, con ríos, con crímenes, con la nota vulgar del contrabandista, y la nota de los niños desnudos de Córdoba que burlan a San Rafael. Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero que está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro anti-pintoresco, anti-folklórico, anti-flamenco. Donde no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta; donde las figuras sirven a fondos milenarios y donde no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena que se filtra en el tuétano de los huesos y en la savia de los árboles, y que no tiene nada que ver con la melancolía, ni con la nostalgia, ni con ninguna aflicción o dolencia del ánimo, que es un sentimiento más celeste que terrestre; pena andaluza que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender.

Toni Demuro

            Pero un hecho poético, como un hecho criminal o un hecho jurídico, son tales hechos cuando viven en el mundo y son llevados y traídos; en suma, interpretados. Por eso no me quejo de la falsa visión andaluza que se tiene de este poema a causa de los recitadores sensuales de bajo tono, o criaturas ignorantes. Creo que la pureza de su construcción y el noble tono con que me esforcé al crearlo lo defenderán de sus actuales amantes excesivos, que a veces lo llenan de baba".
 
Os propongo que reforcéis el comentario de texto y después comprobéis vuestros aciertos con esta propuesta.

martes, 5 de marzo de 2013

El gesto de la muerte

Imagen: Amanda Cass

En Obabakoak, la sugerente y recomendable novela de Bernardo Atxaga, se incluye el apólogo "El criado del rico mercader".  Esta breve historia constituye uno de los relatos más perfectos de la literatura universal debido a la singular sutileza, expresividad y concisión para exponer el drama eterno de la lucha entre la vida y la muerte y la victoria final incontestable de la Muerte.
 
Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto. Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
-Amo-le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa.
Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
-Pero, ¿por qué quieres huir?
-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán. Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
-Muerte - le dijo acercándose a ella -, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?-¿Un gesto de amenaza? - contestó la Muerte-. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado.
(Bernardo Atxaga: Obabakoak)
 
El tema de la inexorabilidad de la muerte es el eje sobre el que pivota una historia de feliz fortuna pues se difundió desde muy pronto, bajo la forma de innumerables versiones y variantes, en los libros de la cultura judía talmúdica, la musulmana sufí y, posteriormente, en colecciones de apólogos y cuentos, novelas, obras de teatro, ensayos y poemas en todas las lenguas y culturas. Puedes valorar las diferentes versiones en el estudio que le dedica en Espéculo, la revista de estudios literarios, el profesor de Lengua y Literatura Miguel Díez R.
 
Bernardo Atxaga incluyó en Obabakoak otra versión de la misma historia con un final en el que la muerte resulta burlada: "Dayoub, el criado del rico mercader". En Didactired se comparan ambas versiones para sacar conclusiones respecto a la diferente concepción del destino de la cultura árabe y la occidental.

En nuestro caso, el relato de "El gesto de la muerte" ha sido el pretexto para reflexionar sobre diferentes aspectos del Sintagma verbal. No es igual de interesante, pero es útil para preparar la prueba de Lengua de este trimestre. Ánimo.
 
 

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Saber o no saber, esa es la cuestión

Lúcida reflexión de Elvira Lindo en su columna de hoy en "El País", que reproduzco a continuación:

"En una librería neoyorquina, McNally Books, en donde la literatura en castellano ha conquistado un espacio, nos reunimos para hablar en torno a un libro. Muchos españoles, la mayoría jóvenes, y la mayoría de esos españoles, científicos. Investigan sobre sida, memoria emocional, cáncer, memoria espacial... En los primeros tiempos disfrutan de su experiencia, a partir del tercer año comienzan a preguntarse por qué no pueden ejercer su profesión en casa. Vivir en Nueva York es excitante pero duro, agotador. Lo paradójico es que conforme su nivel de capacitación va subiendo, las posibilidades de encontrar trabajo en nuestro país decrecen. Les escucho y pienso en lo frecuente que es leer en la prensa dos juicios de valores del todo contradictorios sobre el nivel de preparación de los jóvenes. Por un lado, tenemos al optimista inquebrantable que afirma que nunca la juventud española ha estado tan preparada; por otro, el tozudo catastrofista que piensa que de esta enseñanza media solo brotan ignorantes. Las dos opiniones son tan reduccionistas que la visión más cercana a la realidad se consigue sumándolas.

Imagen: Aleksandra Slowik
Lo tremendo es que hay una parte de esa juventud, sobrada de talento, a la que no le dejamos otra oportunidad que regalárselo, por ejemplo, a los Estados Unidos, que lo reciben sin preguntar de dónde viene. Y otra juventud que, como consecuencia dramática de los años burbujeantes de la construcción descontrolada, se encuentra con que ahora tiene las manos en los bolsillos por haber sido diabólicamente adiestrada para obtener beneficio sin tener oficio. La extraña convivencia de esas dos realidades, tan dispares la una de la otra, son las que definen un país en el que se abre un inmenso abismo entre los que saben mucho y no tienen dónde demostrarlo y los que no saben casi nada y no tienen dónde emplear su ignorancia".


domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Son nuestros alumnos lotófagos?



Una de las mayores dificultades que afronta el alumnado de Educación Secundaria Obligatoria es la falta de comprensión de lo que leen y la consecuente incompetencia tanto para entender los conceptos y las ideas que se le presentan como para responder adecuadamente a las tareas propuestas.


Con ánimo de mejorar la competencia lectora el equipo de Biblioteca ha elaborado un plan que implica a todos los cursos y a todos los departamentos didácticos.




Carmen Sánchez, profesora del Departamento de Historia del IES "Mar de Aragón", ha seleccionado para trabajar con sus alumnos de 4º ESO un texto muy relacionado con nuestra área´: "¿Son los alumnos lotófagos?". Os dejo un fragmento y os animo a acceder al texto completo y las actividades propuestas por la profesora:

"La lotofagia tiene unas consecuencias nefastas en la educación, porque cría a los chicos en la imagen despreciando la palabra, lo que les deja en una situación muy complicada para aprender, porque la palabra es fundamental para educar a las personas, porque, como dice José Antonio Marina, la inteligencia humana es una inteligencia lingüística. Sólo gracias al lenguaje podemos desarrollarla, comprender el mundo, inventar grandes cosas, convivir, aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas, hacer planes, Una inteligencia llena de imágenes y vacía de palabras es una inteligencia mínima, tosca, casi inútil."




Si os ha interesado no os perdáis las dos últimas entradas del blog de 2º de Bachillerato Más que palabras:

domingo, 15 de noviembre de 2009

El lenguaje de la épica

Sorprende encontrar el más puro lenguaje de la épica en este nuevo anuncio de Adidas para promocionar su nueva camiseta.
Las gestas ya no se libran en campos de batalla, sino en estadios de fútbol. La fuerza de Tizona asoma en el poder de "La Roja", un emblema de viejas glorias, una promesa de próximas victorias.



 
Como Lázaro Carreter planteó:
"Los juegos deportivos modernos han venido a satisfacer el ansia de presenciar hazañas. Sólo que los adalides son hoy nadadores y demás portentos, y los ejercicios se han trocado en equipos de disciplinados muchachos que atacan y contraatacan, y tienen banderas propias, himnos y capitanes, y proceden con estrategias muy meditadas.
Movidas por el furor épico, las multitudes se amontonan para ver descender a sus ídolos del autobús, igual que se asomaban los vecinos de Burgos para ver pasar por las calles a Rodrigo con los suyos. Después asisten a sus gestas, no limitándose a presenciarlas, sino participando activamente con broncas e, incluso, tundas.
Para quienes se quedan en casa, está el sucedáneo de las transmisiones audiovisuales, como antaño estaba la recitación en la plaza del pueblo o en el atrio de la iglesia. Los locutores de turno ejercen de juglares. «¡Qué bien detiene el balón Abel!», clama uno, como su predecesor medieval prorrumpía en igual grito exaltado: «¡Quál lidia bien sobre exorado arzón / mio Çid Ruy Díaz el buen lidiador!».
Fernando Lázaro Carreter, Épica y deporte (de Selectividad Logse, 1999)

lunes, 5 de octubre de 2009

Eufemismos

(Fuente de la imagen: http://eufemismos.wordpress.com/)

"(...)Según el diccionario, eufemismo es el "modo de decir o sugerir con disimulo o decoro ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante". ¡Maravillas de la lengua y del inconsciente! Una somera relación de la Prensa, en pocos días, me ha hecho descubrir (por un estremecimiento de incomodidad al leerlos) los siguientes eufemismos: no vidente, por ciego (¿ofende nuestra buena conciencia de videntes algo distraídos hacia el destino ajeno?); clases económicamente débiles, por pobres (Jonathan Swift proponía comérselos para evitar el feo espectáculo de verlos mendigar por las calles de Londres, que arruinaba el turismo); apreciación del dólar, por subida (¿subirá menos, si está apreciado?); afección, por enfermedad (debe ser más difícil morirse de una afección que de una maldita enfermedad) y una joya de nuestro lenguaje ... (o de nuestro inconsciente): intervención militar, por invasión. Seguramente el país que interviene militarmente atente menos contra los derechos de los nativos que un brutal país que invade.
Sin embargo, no hay eufemismo inocente, tal como revela la drástica definición del diccionario. El lenguaje, creado, en principio, para expresar la realidad, ha inventado su propia máscara: es utilizado, muchas veces, para ocultarla, respondiendo a determinados intereses. Así, los interrogatorios de rigor a los que son sometidos los prisioneros o los detenidos en muchos países disimulan la tortura en su acepción más brutal, y los reajustes de plantilla, los despidos lisos y llanos.

La pregunta ronda los ejemplos: ¿Cuándo y por qué una sociedad o algunos de sus individuos apelan al eufemismo? ¿Es posible que el lenguaje consiga, verdaderamente, ocultar la realidad? (...)
Lo cierto es que los eufemismos nos quieren engañar, pretenden expresar una realidad menos conflictiva y dramática, más edulcorada, para una sociedad que no desee estremecerse y prefiere vivir en el paraíso de Disneylandia. De este modo, entre obreros y patronos no hay conflictos, sino contenciosos, los maridos que apalean a sias esposas sólo les infieren malos tratos, y cuando alguien no me paga es que carece de disponibilidad líquida. Los eufemismos van creando una suerte de suprarrealidad, un lago cristalizado donde no se reflejan los hechos, sino las imágenes que deseamos tener de ellos. Los policías son agentes del orden y los Gobiernos no suben el precio de los artículos de primera necesidad, sino que los incrementan.
Así, los eufemismos instalan un espejo almibarado, una sutil red de equívocos y deformaciones destinada a no inquietarnos, a disimular lás contradicciones y problemas.
Suprarrealidad que no consigue, empero, engañar a las víctimas, porque aquel que sufre un proceso respiratorio tiene, irremisiblemente, una neumonía, y cualquier día podremos sufrir de una larga y penosa enfermedad, o sea, un cáncer.
Aunque los eufemismos invaden todos los territorios, su preferido, hasta ahora, es el de las relaciones públicas internacionales: las posibles víctimas de una tercera y definitiva guerra (o sea: todos) nos enteramos de la voluntad de acuerdo de las potencias o de su deseo de encontrar una solución intermedia. Visto lo cual, la situación no resulta tan negra, sino, eufemísticamente, morena."




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jueves, 1 de octubre de 2009

Palabras ENORMES

(Fuente: Six Revisions en 30 + Creative Tipografía Arte)

"Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartilla mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra; justificado. Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embargo está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa. Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas. Porque a mi me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela. Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrjues así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada. O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven como es enorme?"


(Mario BENEDETTI, "Beatriz: Una palabra enorme", en Primavera con una esquina rota)



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