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miércoles, 23 de abril de 2014

Ser de Aragón



El Día de Aragón y el Día del libro se homenajean a un tiempo en este texto muy aragonés de una obra imprescindible, Piedad, de Miguel Mena:
“Ser un renglón en Libros, una semilla en Huerto, una gota en Aguaviva. Tener fe en Atea, comprender en Escucha, compartir en Mesones. Ser infiel en Moros, ser tu esclavo en Romanos, tomarlo con filosofía en Griegos. Beber en La Cuba, danzar en Bailo, amanecer en Alba. Ser pañuelo en Alpartir, náufrago en Naval, salvavidas en Sos. Aprendiz en Novales, soldado en Quinto, fantasma en Uncastillo. Ser Sancho Panza en Molinos, Pulgarcito en Pancrudo, el valiente Babe en Lechón. Una ventana en Vistabella, una mirada en Ojos negros, un ronroneo en Lagata. Otra vez niño en Seno. Uno más en Montón. Uno mismo en Triste.”


(Miguel Mena, Piedad, “Aragón”)

domingo, 14 de febrero de 2010

El Pequeño Teatro de los Libros

Fantástica la iniciativa de la librería zaragozana "El Pequeño Teatro de los Libros": el pasado viernes homenajeaba al escritor y periodista Miguel Mena dedicándole uno de sus estantes, como ya en otra ocasión hizo con nuestro admirado Ángel Petisme.

Me parece una forma eficaz de poner en contacto al autor y a sus lectores y demuestra la sensibilidad de Ciro Soriano y Carolina Peláez, verdaderos dinamizadores culturales de esta ciudad.
Josema Carrasco dedicó a la librería la imagen que abre esta entrada. A este ilustrador debemos también la portada de "Río Ebrio" (Ángel Petisme) y las magníficas ilustraciones del videoclip "Dos bicicletas".


Y ya que estamos en este día tan especial, os aconsejo que pinchéis en el enlace de arriba para poder disfrutar de nuevo de esas "dos bicicletas enamoradas". Me quedo con este verso:

"Tu alma tiene la edad de lo que amas".



viernes, 4 de diciembre de 2009

Día de la discapacidad

(Fuente de la imagen: TR MACK STUDIO)
Hoy día 3 de diciembre, día de la discapacidad, quiero recuperar un pequeño cuento del escritor zaragozano Miguel Mena, que fue publicado en "Heraldo de Aragón" hace unos años (siento no tener registrada la fecha exacta):

De raíz.

"Cuando me dijeron que mi hijo no podría hablar nunca, que tenía un cromosoma atravesado y una nube oscurecía la zona del cerebro donde se amasa el pensamiento y se tejen las palabras, lo primero que recordé fue que había planeado aprender con él los nombres de los árboles. Lo ansiaba desde que nació: andar por el campo, juntos los dos, y distinguir las hayas y los abedules, los arces, los castaños, los quejigos, los robles y los enebros. Pensé en ello mientras por detrás de la cara del médico, un rostro inexpresivo para dar malas noticias, observaba los árboles de aquella clínica meciéndose suavemente, como acunando una pena. Le pregunté al doctor qué árboles eran aquellos, y pareció tan extrañado por mi pregunta que se encogió de hombros y no supo contestarme. Le noté incómodo, como si quisiera dar la consulta por finalizada. Nos despedimos, cogí a mi hijo en brazos, salimos de la clínica y al cruzar el jardín, con el sol de espaldas, observé que nuestras sombras dibujaban una silueta en la que yo era un tronco seco y aquel niño de pelo rizado sobresalía como una gran flor que me brotaba. Y las flores dicen mucho, aunque las flores no hablan".