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viernes, 15 de abril de 2022

Día Mundial del Arte: la belleza frente al dolor y el sufrimiento

Desde 2019 se celebra el Día Mundial del Arte, una fecha que reivindica la importancia del arte y el pensamiento creativo en la evolución humana y en la resolución de los problemas que nos plantea el complejo mundo actual.


De la escritura a la lectura (ilustración de Anna Speshilova)

Quiero recordar a este propósito un texto que me gusta mucho llevar a clase sobre la importancia de la belleza en nuestras vidas y su capacidad transformadora:

"¡Y ahora escucha! Lo que acabo de hacer es el truco más viejo de la Humanidad frente al horror. La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza. El arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas contra el Mal y el Dolor. Las novelas no los vencen (son invencibles), pero nos consuelan del espanto. En primer lugar, porque nos unen al resto de los humanos: la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos. Pero además el sortilegio funciona porque, cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo, el arte consigue convertir ese feo y sucio daño en algo bello. Narro y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de luz a la negrura (al menos, a mí me sirve). Por eso Conrad escribió El corazón de las tinieblas: para exorcizar, para neutralizar su experiencia en el Congo, tan espantosa que casi le volvió loco.  Por eso Dickens creó a Oliver Twist y a David Copperfield: para poder soportar el sufrimiento de su propia infancia. Hay que hacer algo con todo eso para que no nos destruya, con ese fragor de desesperación, con el inacabable desperdicio, con la furiosa pena de vivir cuando la vida es cruel. Los humanos nos defendemos del dolor sin sentido adornándolo con la sensatez de la belleza. Aplastamos carbones con las manos desnudas y a veces conseguimos que parezcan diamantes".


martes, 2 de enero de 2018

10 lecturas para transitar por el nuevo año


 
Mis retos para el año próximo son sueños tejidos  de palabras. Sueños que se han concretado en papel y que por esa magia que es la lectura tienden puentes hacia mí, germinan y crean más proyectos ilusionantes y fecundos.
Algunas lecturas ya están en marcha, otras esperan su momento en la mesilla de noche, en el taquillón, en la mesa de estudio. Algunos son ya proyectos de encuentros y otros sólo esperanza de ellos. 
 
Leer es compartir los sueños que otros soñaron. Comparto mis proyectos de lectura, que es lo mismo que compartir sueños, un puente que podemos transitar cómplices por 2018. Atravesar el año compartiendo palabras habitadas, palabras que proyectan lo mejor de cada uno. Las palabras son mágicas, poderosas y abren caminos en este año que despunta, expectante, esperanzador, lleno de promesas.

Os ofrezco estas propuestas  por orden de llegada a mi vida en un tiempo próximo. Todas llegan de la mano de personas con las que tengo lazos de cariño y de complicidad, como regalo unas veces, otras como recomendación, pero siempre de corazón a corazón.  

1.       Querida Ijeawele. O cómo educar en el feminismo, Chimamanda Ngozi Adichie (Literatura Random House).

Mi primera lectura llega de la mano de mi amiga Paloma Gracia Gorgas. En un paseo me habla emocionada de una autora que la ha cautivado: Chimamanda Ngozi Adichie. Al llegar a casa comparte una foto de todos los títulos que atesora en su biblioteca. Entre ellos llama mi atención una misiva a una joven madre que acaba de dar a luz. Con un lenguaje directo y fresco, la escritora invita a los lectores a rechazar estereotipos y luchar por una sociedad más justa. En un año en que hemos hecho causa común con el feminismo aconsejo encarecidamente su lectura.  La carta desglosa quince consejos imprescindibles:

«En lugar de enseñarle a tu hija a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. [...] Dile que, si algo la incomoda, se queje, grite.»

 
 

2.       Crónicas de la vieja pizarra,  Víctor Juan:  Escuelas y maestros: semblanzas históricas de la educación en Aragón (Zaragoza, Doce Robles, 2017):

Este libro de mi admirado Víctor Juan se publica cuando cumple 30 años de dedicación a esta fascinante profesión que es el magisterio. Recopila 65 columnas publicadas desde 2013 en la sección “De escuelas & maestros” en “Heraldo Escolar”.
Dedicado a “los alumnos con quienes he compartido tres décadas de palabras, entendimientos y sueños” es recopilatorio de los perfiles docentes más admirados, testigo de una parte imprescindible de la historia de Aragón del siglo XX, y mucho más. Por encima de todo, estas crónicas son  testimonio de su inquebrantable fe en la educación como herramienta para cambiar el mundo y un apasionado alegato del poder transformador de las palabras.  En realidad, todas sus novelas y sus cuentos reiteran este esperanzador mensaje.

 


“Cuando había publicado más de sesenta columnas valoré la posibilidad de reunirlas en un libro, una suerte de diccionario como el que, tantas veces, yo hubiera querido consultar. Las biografías de estos maestros y las breves crónicas sobre iniciativas como las Misiones Pedagógicas, la imprenta Freinet, las colonias y las cantinas escolares o la graduación de la enseñanza, nos permiten asomarnos a una época concreta de nuestra historia. Así desfilan por estas páginas las carencias de las escuelas y de la formación del magisterio durante el siglo XIX, la modernización pedagógica y cultural del primer tercio del siglo XX, la ilusión compartida por muchos maestros durante la II República, el drama que fue, se mire desde donde se mire, la Guerra Civil o la dureza de la dictadura del general Franco que, como cantó el poeta Celso Emilio Ferreiro, sumió al país en «la longa noite de pedra»… En el fondo de estas columnas late la historia de Aragón porque analizar la escuela es, en realidad, analizar la sociedad de cada momento.”

¿No sería maravilloso que Víctor Juan viniera a compartir este conocimiento y esta pasión con los alumnos de 2º de Bachillerato?

3.       La carne, Rosa Montero (Alfaguara)
 
Parece que este libro estaba guardado para mí desde mayo, esperando una buena ocasión para sorprenderme. Ese día llegó en diciembre y, muy a mi pesar, sigue a la espera de tiempo para disfrutarlo.
La lectura de Rosa Montero es siempre una delicia. Gracias, Gema, por hacerme llegar este deseo de palabras.



4.       Alguien habló de nosotros, Irene Vallejo (Contraseña editorial).
¡Esta lectura me llega a través de tantas recomendaciones en la red! Al mismo tiempo, Irene Vallejo, a la que admiro desde que leí su impresionante novela  El silencio del arquero, comparte en Facebook  sus columnas semanales de “Heraldo de Aragón” y me tiene totalmente enganchada.
 
Selecciono cuidadosamente algunos de sus textos  para llevarlos a clase a mis alumnos de 2º de Bachillerato que preparan la EvAU.  Irene Vallejo analiza la actualidad bajo una mirada sugerente y reflexiva , la mirada de los clásicos. No me cansaré de recomendarlo.

5.       Viaje en el círculo del tiempo, Javier García Campayo (Siglantana narrativa)


Las vacaciones iban acercándose al final del trimestre y el caos de los últimos días se hizo más amable con un regalo inesperado. Mi amiga y compañera de profesión Susana Arnas acudía a una presentación literaria en Zaragoza y recordaba mi interés por la meditación zen. Esta novela, situada en el Tíbet medieval, describe la espiritualidad de la escuela budista tibetana. Su autor dirige el máster de Mindfulness en la Universidad de Zaragoza y cuenta con numerosas publicaciones sobre los beneficios  de su práctica en educación.  El libro espera su momento de encuentro, que no tardará en llegar.

6.       Sinfonía de Praga, Demetrio Fernández González (La Pajarita Roja).

Cuando convocamos a nuestro profesor de Literatura de COU a la comida de celebración del 50  aniversario de nuestro instituto no sospechábamos la sorpresa que nos aguardaba: en noviembre aparecería su novela “Sinfonía de Praga”, una sugerente historia donde ficción y realidad se funden. Novela ambiciosa que conecta pasado y presente, juega con la intertextualidad precisando de un lector activo y curioso que complete el acto comunicativo con su complicidad.  En un alarde metaliterario la novela invita al lector a conocer el verdadero arte de hacer novelas.  La novela, hija de su tiempo, tiene proyección en la web así como blog propio .

 "Es Sinfonía de Praga una novela postmoderna, historia de escritura desatada e imitación compuesta. Historia de mistificación, esta nowwwela o nowebla es también una mesa de trucos, tapiz de diversos y bien entrelazados hilos y composición coral, al fin, si bien se lee"
 La novela, “plena, ya suficiente y encerrada en sí misma” se complementa con un manifiesto, que ayuda a entenderla. Con toda la información a disposición del lector, el autor se siente legitimado para desaparecer. Esperemos que no lo haga y vuelva a las aulas donde explicó sus primeras clases de Literatura a acercarnos cálidamente sus palabras.
 Con ella he cruzado de año y sigo enredada en sus páginas. Creo que es mágica, porque ha permitido tender puentes con nuestro propio pasado y recuperar a nuestro profesor de literatura del pasado COU para seguir aprendiendo.

7.       “La caja de música”, Víctor Juan (Instituto de Estudios Altoaragoneses).

En la colección “Letras del Año Nuevo” del Instituto de Estudios Altoaragoneses,   para empezar de forma exquisita 2018,  llega un regalo de palabras, una historia extraordinaria en una edición bellísima. Este relato recuerda la emotiva historia de la caja de música de Ramón Acín, cuya melodía “La Última Rosa del Verano” nos traslada a otra época de la historia reciente de Huesca. “La Caja de Música” cuenta con ilustraciones de la Fundación Ramón y Katia Acín e incluye una reproducción de las pajaritas de Ramón Acín (una verdadera delicia).

De esta forma tan sugerente arranca el relato que os recomiendo:

“Todos mereceríamos vivir una historia apasionante. Aunque sólo fuera una vez. Así debería constar explícitamente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El nuestro sería el artículo 31º y establecería que toda persona tiene derecho a protagonizar una historia arrebatadora, balsámica, que compensara sobradamente los días de nada, una historia extraordinaria en el sentido recto de la palabra, que nos hiciera sentir machadianamente buenos".

8.       Emociones creativas: Reflexiones, prácticas y actividades para trabajar la educación emocional , Pedro Luis Picazo (PPC editorial)

Aunque desde octubre estaba detrás de esta publicación, no ha sido hasta la semana pasada cuando he conseguido tenerla en mi biblioteca. Conocí a Pedro Luis Picazo en un fructífero curso de verano de la Universidad Menéndez Pelayo sobre Coaching educativo, dirigido por mi admirada Andrea Giráldez. Después, pude seguir muy de cerca sus estrategias para gestionar emociones a través de un blog que prodigaba un día sí y otro también su práctica de aula. Básicamente de ese blog ,“Emociones creativas”,  nace esta publicación, un trabajo totalmente práctico que dota de valiosas herramientas al tutor y al profesor.
Espero aprovecharlo en mis clases y dar un impulso a la formación de mis alumnos tutores Pigmalión.
 

Las dos últimas recomendaciones vienen marcadas por nuestro programa de  “Invitación a la lectura”. No es fácil seleccionar títulos para que lean nuestros alumnos adolescentes, así que agradezco enormemente el trabajo de lectura previo a la selección de lecturas de cada curso.

9.       La hija del tuareg, Francisco Díaz Valladares.

Una propuesta para abordar la interculturalidad en el aula. La editorial Edebé nos acercará en marzo a este escritor, autor de novelas de aventuras. Serán los alumnos de 1º ESO quienes lean y disfruten esta obra.  





10.   Rebelión en Verne, Marisol Ortiz de Zárate.
 
Y también en marzo vuelve a nuestro instituto esta autora que ya nos visitó el año pasado y en 2011. Con este sugerente título se ha metido en el bolsillo a los alumnos de 2º ESO.

 
 
 
Hay más títulos, muchas más lecturas esperando.
 Esperemos que 2018 sea generoso con el tiempo concedido para leer.
 
¡MUY FELIZ AÑO!

 
¡GRACIAS POR VUESTROS REGALOS DE PALABRAS!
 

 

 

viernes, 28 de marzo de 2014

Personajes de nivola

––¡Don Miguel, por Dios, quiero vivir, quiero ser yo!
––¡No puede ser, pobre Augusto ––le dije cogiéndole una mano y levantándole––, no puede ser! Lo tengo ya escrito y es irrevocable; no puedes vivir más. No sé qué hacer ya de ti. Dios, cuando no sabe qué hacer de nosotros, nos mata. Y no se me olvida que pasó por tu mente la idea de matarme...
––Pero si yo, don Miguel...
––No importa; sé lo que me digo. Y me temo que, en efecto, si no te mato pronto acabes por matarme tú.
––Pero ¿no quedamos en que...?
––No puede ser, Augusto, no puede ser. Ha llegado tu hora. Está ya escrito y no puedo volverme atrás. Te morirás. Para lo que ha de valerte ya la vida...
––Pero... por Dios...
––No hay pero ni Dios que valgan. ¡Vete!
––¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima...
––¿Víctima? ––exclamé.
––¡Víctima, sí! ¡Crearme para dejarme morir!, ¡usted también se morirá! El que crea se crea y el que se crea se muere. ¡Morirá usted, don Miguel, morirá usted, y morirán todos los que me piensen! ¡A morir, pues!

(UNAMUNO, Miguel de: Niebla)

En Niebla, la famosa "nivola" de Miguel de Unamuno, el personaje protagonista descubre que es un personaje literario en una entrevista con el propio autor del libro y se rebela contra su destino.
También en la reciente lectura de Aquellos días de luz y palabras nos sorprendía encontrar al autor de la novela elucubrando sobre la personalidad y el final de sus personajes. Con gran sentido del humor, planteaba:
"Por otra parte, hace tiempo que quería matar a alguien. Quizá estos dos personajes le brindaran la posibilidad de asesinar, por ejemplo, a un crítico taurino, de esos que afirman que los toros no sufren porque cuanto más son castigados con puyazos, banderillas y estocadas, más endorfinas segregan y los animales se crecen a base de casta, de raza y de poder, porque un toro cuanto más castigado está, más saca lo que lleva dentro. (...)
Tampoco le disgustaría asesinar a un editor que no supiera nada de libros. Un editor que defecara libros inmundos y que se mostrara prepotente con los autores que le enviaban sus originales buscando un sitio en el catálogo de la editorial (...)
No vería mal que alguno de los personajes asesinara a un crítico literario, a un crítico interesado, mentiroso y cobarde, un crítico que callaba sabiendo que debería hablar y que escribía sabiendo que era mentira lo que contaba". 
(JUAN, Víctor: Aquellos días de luz y palabras, Sabara editorial, págs. 117-118) 

La novela de Víctor Juan incluye además personajes reales (familiares de los alumnos de 4º ESO, vecinos y amigos identificables) que provocan en la lectura una sensación de irrealidad, un juego de espejos. Quizá nos tiente palparnos como el propio Augusto dudando de si somos personajes literarios también.
 
La propia estructura del libro refuerza el equívoco, pues incluye una novela dentro de una novela en un ejercicio circular que nos recuerda aquel inolvidable relato de Cortázar ("Continuidad de los parques").
 
 
La literatura juega a sorprendernos y nosotros jugamos a establecer paralelismos. El personaje que se rebela contra su destino y su dios creador aparece en películas y novelas actuales. En cada propuesta de ficción encontramos un espejo que nos interroga sobre las eternas preguntas que siempre nos acechan.
Preparando la lista de lecturas optativas, he recordado una novela de ciencia-ficción de Rosa Montero, Lágrimas en la lluvia, que os recomiendo.  En ella la protagonista padece una aguda crisis existencial, pues tiene fecha de caducidad: es una androide, una replicante diseñada para vivir sólo diez años. Es una novela existencial en la que la protagonista busca el sentido de su vida, medita sobre su identidad y pide cuentas al creador de su memoria artificial, igual que Augusto, nuestro personaje de la nivola Niebla.
 
 
Si te interesa, consulta estas entradas del blog "Más que palabras":
 
Y tú,

¿estás seguro de no ser un personaje nivolesco?




Generador "Classic book" de Photofunia

sábado, 8 de junio de 2013

La literatura nos salva

Toni Demuro: Tree 37

 
 "¡Y ahora escucha! Lo que acabo de hacer es el truco más viejo de la Humanidad frente al horror. La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza. El arte en general, y la literatura en particular, son armas poderosas contra el Mal y el Dolor. Las novelas no los vencen (son invencibles), pero nos consuelan del espanto. En primer lugar, porque nos unen al resto de los humanos: la literatura nos hace formar parte del todo y, en el todo, el dolor individual parece que duele un poco menos. Pero además el sortilegio funciona porque, cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo, el arte consigue convertir ese feo y sucio daño en algo bello. Narro y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de luz a la negrura (al menos, a mí me sirve). Por eso Conrad escribió El corazón de las tinieblas: para exorcizar, para neutralizar su experiencia en el Congo, tan espantosa que casi le volvió loco.  Por eso Dickens creó a Oliver Twist y a David Copperfield: para poder soportar el sufrimiento de su propia infancia. Hay que hacer algo con todo eso para que no nos destruya, con ese fragor de desesperación, con el inacabable desperdicio, con la furiosa pena de vivir cuando la vida es cruel. Los humanos nos defendemos del dolor sin sentido adornándolo con la sensatez de la belleza. Aplastamos carbones con las manos desnudas y a veces conseguimos que parezcan diamantes".




jueves, 28 de julio de 2011

Lágrimas en la lluvia

 "Bruna despertó sobresaltada y recordó que iba a morir.
Pero no ahora."
 
Así arranca la última novela de Rosa Montero Lágrimas en la lluvia, un comienzo impactante que permite la identificación con la protagonista desde las primeras líneas. El golpe devuelve la mirada a nuestro interior como un espejo: Todos sabemos que vamos a morir, si bien no en este momento.
 
Bruna padece una aguda crisis existencial, pues ella sí tiene fecha de caducidad: es una androide, una replicante diseñada para vivir sólo diez años.  De forma que ella vive su angustiosa cuenta atrás: cada día de más es también un día de menos. Los que hemos acompañado a enfermos terminales con plazo predeterminado hemos sufrido esa misma angustia, el inexorable plazo que nos acerca al final ineludible: la muerte.
 
"La protagonista está enferma por la fiebre del vértigo de la vida, oye el viento del tiempo pasar por sus oídos de una manera ensordecedora", en palabras de la autora.


Así una novela de ciencia-ficción, homenaje a la mítica película desde su título y con unos personajes inspirados en los replicantes del film de Ridley Scott, deviene una metáfora poderosa de la condición humana. Como un zoom focaliza sobre nuestra temporalidad llevándola a la hipérbole, aunque como previene uno de los personajes unos años de más tampoco son suficientes:
 
"Nunca bastan. Por mucho que vivas nunca es suficiente".
 
La novela toma el título de la famosa escena final de Blade Runner: "Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".



Bruna Husky, la protagonista, un ente de ficción que a su vez encarna a un robot artificial del futuro, resulta poderosamente real, humanamente convincente, dolorosamente familiar, porque Bruna no es una máquina insensible, sabe del sufrimiento, aunque no todo él haya sido "vivido" y forme parte de su programa de configuración. Igual de humano es su vitalismo, esas ansias por devorar la vida, aunque sea con el regusto amargo de la cuenta atrás.

"Conoces la melancolía y la nostalgia. Y  la emoción de una palabra hermosa, de una palabra o un cuadro. Quiero decir que también te he dado la belleza, Bruna. Y la belleza es la única eternidad posible".

La pérdida durante el proceso de escritura de la pareja de la autora, Pablo Lizcano, sin duda tuvo que influir en esta construcción tan realista y cercana del personaje protagonista, que también acusa la pérdida de su compañero y amante Merlín. Un personaje con el que nuestra autora comparte otras coincidencias como la afición al vino blanco. La propia escritora le prestó su seudónimo en Second Life, Bruna Husky, lo que da medida del cariño con el que aborda este personaje.

Lágrimas en la lluvia es mucho más que un homenaje a una fantasía de ciencia-ficción. La trama se desenvuelve de forma trepidante con todos los ingredientes de la novela negra. Al final las piezas encajan como un puzle meditado y evidente. Y también es una novela existencial en la que la protagonista busca el sentido de su vida, medita sobre su identidad y pide cuentas al creador de su memoria artificial, como hiciera Augusto ante Unamuno en la imprescindible nivola Niebla.
 
Los paralelismos entre los memoristas, creadores de memorias artificiales para los replicantes,  y los novelistas, permiten hablar también de una metanovela. El autor literario también es un dios para sus personajes,  selecciona su bagaje emocional y vivencial y predetermina su destino.  La memoria en todo caso es materia de ficción para muchos de ellos y todos sin excepción hacemos una selección ficticia y recreada de nuestros recuerdos. La tentación de todo novelista de fundir ficción y vida es la misma que hace que los memoristas de esta obra experimenten con los replicantes y les insuflen a veces vivencias reales.
 
Lágrimas en la lluvia no se agota en la primera lectura.  Como las buenas novelas de ciencia-ficción  nos plantea interrogantes sobre nuestro propio tiempo y sobre nuestro papel en el mundo. Rosa Montero ha construido una metáfora poderosa y hermosa actualizando el  tópico clásico  "tempus fugit", la fugacidad del tiempo, la inconsistencia de la vida. 
 
Los versículos del Eclesiastés (3, 1-8) sirven de preámbulo a la obra y entonan su mensaje de aceptación ante el paso del tiempo, el dolor y la muerte en boca del replicante Merlín. 

"Hay un tiempo para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
Un tiempo par nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado;
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para llorar y un tiempo para reir,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse;
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz".


En el programa "Página 2" de La 2 de TVE  Rosa Montero presenta en primera persona su nueva apuesta narrativa. La Revista Eñe entrevistó también a la autora , quien da las claves de este mundo propio que ha conseguido crear:



Imagen de tinta ha dedicado una estupenda entrada a Blade Runner, el clásico contemporáneo que ha servido de inspiración para la novela, donde incluye una guía de trabajo con expotación didáctica.

Ya solo resta que no perdáis tiempo y corráis a leerla. No os defraudará.