El corto, accesible desde el portal film.aragon, el espacio de la DGA para la difusión del cortometraje aragonés, propicia el debate y la reflexión en torno a la percepción que tenemos del extranjero, los errores que cometemos o los prejuicios y estereotipos que aplicamos. En nuestro centro, que acoge más de un 20% de alumnado de procedencia extranjera, está más que justificada la reflexión sobre este tema.
Sabáh (Fernando Vera, 2005) es la
historia de un viaje de Argel a Occidente, el viaje de Sabáh junto a sus
padres. Sabáh es la
historia de una familia que quiere empezar de cero y comienza su vida aquí, en
España. Una historia que muestra cómo reaccionamos ante lo desconocido, proyectando nuestro miedo y nuestros prejuicios con fatales consecuencias.
El corto fue rodado en los Monegros y
cuenta la travesía de una familia en plena ola de calor. La hija enferma
durante el trayecto (golpe de calor por deshidratación) y la familia para en el
camino a pedir ayuda a una familia española. Tras la primera reacción hostil
(el marido sale a la puerta pertrechado con un arma), la familia acoge a los
extranjeros al ver a la niña enferma. Sin embargo, desoyen sus peticiones de
ayuda reales, pues ellos necesitan un médico y la familia que acoge no lo cree
necesario. La omisión de la ayuda tiene consecuencias dramáticas, pues la niña
fallece en la casa, provocando la expulsión inmediata del domicilio, pues nadie
quiere problemas de ese tipo, ni van a asumir ninguna responsabilidad al
respecto.
OBJETIVOS RELACIONADOS CON LA EDUCACIÓN
INTERCULTURAL para abordar en el aula:
1. Tomar conciencia de
nuestros propios prejuicios y estereotipos
La familia empieza el viaje como cualquier
otra que emprende unas vacaciones. El matiz es que ellos buscan un destino
mejor. Pero son en definitiva una familia unida, ilusionada. La niña, que se
interesa por si habrá golosinas en el país al que van, permite la
identificación.
A
este respecto, valoramos nuestros prejuicios respecto al que viene de fuera y
analizamos la historia reciente de nuestro país (los motivos que movieron hace
solo unas décadas a emigrar a Francia y a Alemania a muchos de nuestros
familiares). También en la actualidad la falta de oportunidades de trabajo lleva de nuevo a
hacer las maletas a las generaciones más jóvenes.
2. Fomentar la empatía
Resulta difícil no comprender a esta
familia que como cualquier otra emprende un viaje ilusionada. El final
dramático, ese viaje que no llevará a una vida mejor, sino a perder lo que más
querían, su propia hija, despierta sentimientos de compasión y por tanto de
empatía, ponerse en el lugar del otro. El sufrimiento es probablemente el más
universal de los sentimientos, no diferencia razas, ni culturas.
3. Revisar
críticamente la percepción que tenemos del extranjero
La familia española que acoge a los
extranjeros representa con sus diferentes actitudes algunos de los
comportamientos que tenemos con los extranjeros:
-
En
primer lugar, el recelo, la desconfianza. El hombre muestra una actitud hostil,
a la defensiva, con el arma en mano.
-
Al
ver a la niña enferma intentan ser hospitalarios, pero niegan la ayuda que
ellos piden (necesitan un médico) y no escuchan sus razones ni argumentos.
Adoptan así una actitud prepotente, como si la diferencia cultural o de lengua
les diera a ellos cierta ventaja sobre la situación.
-
Cuando
la niña muere, el miedo se apodera de la escena, representado por el hombre de
nuevo, que los echa de casa sin compasión, porque no quiere buscarse problemas.
Estos presupuestos nos llevan a algunas
reflexiones.
Lamentablemente
muchas veces el desconocimiento de la cultura que tenemos que acoger nos lleva
a la desconfianza. Muchos alumnos del centro no interactúan con los alumnos
extranjeros por ese recelo (no les hablan, no les tienen en cuenta). Muchos, de
hecho, llegan a la hostilidad manifiesta con insultos y desprecios.
Ayudar
al extranjero nunca debe hacerse desde la suposición de la superioridad de
criterio del que acoge. Es importantísimo aceptar las emociones y sentimientos
del otro. Ello implica predisposición para interactuar, cooperar y colaborar.
Por
último, cuando surgen los problemas, la reacción más habitual está condicionada
por el miedo a lo desconocido. El miedo no es racional y da respuestas
desproporcionadas e injustas a las situaciones de conflicto que se planteen.
4. Valorar el
relativismo cultural
Durante el trayecto la madre insiste a la
niña para que se quite el velo, ya que tiene fiebre y hace mucho calor, sin
embargo la niña se niega. Desde nuestra cultura, esta decisión nos parece
absurda.
El detalle nos
permite introducir la reflexión sobre el relativismo cultural, pues la madre
respeta la decisión de su hija basándose en otros criterios que nosotros
desconocemos y que podríamos valorar. Interesa evitar explícitamente que el
hecho sea juzgado desde la escala de valores de nuestra sociedad. Es un buen
pretexto para indagar en las razones que tienen las mujeres musulmanas para
elegir el velo. Podría preguntarse a compañeras del centro o a alguna persona
adulta de la comunidad.