martes, 13 de febrero de 2024

"Te quiero"; Luis Cernuda

Irina Hristova

Te quiero.

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

                                                              Luis Cernuda:  Los placeres prohibidos (1931) 

lunes, 8 de enero de 2024

"No decía palabras"; Luis Cernuda



Fuente de la imagen

No decía palabras,

acercaba tan solo un cuerpo interrogante,

porque ignoraba que el deseo es una pregunta

cuya respuesta no existe,

una hoja cuya rama no existe,

un mundo cuyo cielo no existe.


 La angustia se abre paso entre los huesos,

remonta por las venas

hasta abrirse en la piel,

surtidores de sueño

hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

 

Un roce al paso,

una mirada fugaz entre las sombras,

bastan para que el cuerpo se abra en dos,

ávido de recibir en sí mismo

otro cuerpo que sueñe;

mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,

iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque solo sea una esperanza

porque el deseo es pregunta 

cuya respuesta nadie sabe

(Luis Cernuda, Los placeres prohibidos, 1931)

Este poema de Luis Cernuda (poeta de la Generación del 27) pertenece al libro Los Placeres Prohibidos, libro que, junto a otros, conforma el título bajo el que englobó toda su producción literaria: La realidad y el deseo.

En Los placeres prohibidos, uno de los libros más emblemáticos de Cernuda (1931), de sentido unitario, cada poema se asocia a los demás para completar la expresión del sentimiento. En él se acentúa la amargura y el resentimiento hacia el mundo que lo rodea y estalla la rebeldía del poeta, pues supone una decidida y desinhibida confesión de sus pulsiones eróticas. El amor, en abstracto, se hace carne y también violencia: es el deseo sexual. Pero un mundo hostil impide la realización de ese deseo y al final todo parece enturbiarse y corromperse, y el placer resulta inútil y efímero. Pocas veces se dará en el desarrollo de un tema la profusión y variedad de imágenes de Los placeres prohibidos.

domingo, 7 de enero de 2024

"Columpio", Gerardo Diego

Tree 179, Toni Demuro

A caballo en el quicio del mundo

un soñador jugaba al sí y al no

 Las lluvias de colores

emigraban al país de los amores

 Bandadas de flores

Flores de sí                     Flores de no

Cuchillos en el aire

que le rasguen las carnes

forman un puente

Sí                                   No

Cabalga el soñador

Pájaros arlequines

cantan el sí                     cantan el no

 

Imagen (1922)


El texto 4 que nos propone la Universidad de Zaragoza para comentar es "Columpio", un poema que permite experimentar el carácter lúdico del creacionismo.  Los versos nos someten al vaivén de un columpio: todos los recursos del poema se ponen al servicio de esta sugerencia.

viernes, 5 de enero de 2024

Poesía pura y vanguardia en el 27



La influencia de la poesía pura es muy clara en algunos poetas de la Generación del 27. La poesía pura remite a lo inefable, lo que no puede ser expresado en ningún código que no sea el poético. Para ello hay que depurar el lenguaje, eliminar lo anecdótico y ornamental.

El creacionismo es una corriente hispánica promovida por el chileno Vicente Huidobro que rechaza el intimismo y la subjetividad. Aspira a que el arte sea un realidad en sí misma, nunca una imitación de la realidad. 


Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!
hacedla florecer en el poema.

Sólo para nosotros
viven todas las cosas bajo el sol.

El poeta es un pequeño Dios.

(Vicente Huidobro, "Arte poética", El espejo en el agua, 1916)


Doodle de V. Huidobro


Gerardo Diego expresó así su concepto de poesía creacionista: "Creer lo que no vimos, dicen que es la Fe. Crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía".

En este sentido, V. Huidobro, en su manifiesto del Creacionismo plantea: 'Cuando escribo: 'El pájaro anida en el arco iris', os presento un hecho nuevo, algo que jamás habéis visto, que jamás veréis, y que sin embargo os gustaría mucho ver'. 

Espero que os dejéis llevar por el sentido lúdico de estas vanguardias y disfrutéis los poemas que vamos a comentar. 


jueves, 4 de enero de 2024

"La casada infiel", Federico García Lorca

El cuarto poema que vamos a comentar este curso en clase de 2º de Bachillerato es "La casada infiel", de Federico García Lorca. Comenzamos  así el estudio de un bloque de tres poemas de autores del Grupo poético del 27. 

"Lula" (Ingrid Tusell)


El actor Víctor Clavijo hace una interpretación maravillosa del romance: 

 


Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

("La casada infiel", Romancero gitano, Federico García Lorca)