miércoles, 24 de noviembre de 2021

Travesía

La primera entrada en el blog de este curso llega con parte de la travesía recorrida. Atrás queda el primer día esperanzado en el que lanzábamos al agua como barcos de papel nuestras palabras de fuerza: curiosidad, confianza, futuro, bienestar, disciplina, constancia, recompensa o agallas, entre otras. 

¿Las recordáis? 

Quizá ahora sea el momento de volver a ellas para recuperar los objetivos que trazamos en septiembre y que deberán acompañarnos para llegar a buen puerto. 

"Sin miedo", Eva Navarro



Manuel Vicent dedica uno de sus textos periodísticos al comienzo de curso. Os propongo su lectura; dejad en comentarios vuestra opinión sobre la necesidad de perseverar para llegar a cumplir los sueños. 

"Al final del verano, de vuelta a casa, empiezas a navegar el nuevo curso a merced de las fuerzas oscuras que te acechan en un mar lleno de peligros. Hay que estar bien pertrechado. Para llegar sano y salvo a un puerto abrigado después de sortear todos los escollos de esta dura travesía, no hay barco más seguro que el primer barco de papel que fabricamos cuando éramos niños con una hoja del cuaderno escolar donde habíamos escrito nuestros sueños más puros. Después de doblar el papel varias veces de una forma determinada, abrías el pliegue y de pronto aparecía entre los dedos un maravilloso velero. Con un leve impulso lo botabas en una orilla de la alberca y comenzaba a navegar el agua estancada bajo el vuelo de libélulas verdes y amarillas. Podía ser un barco pirata, fantasma, mercante o de guerra. Pese a que la alberca albergaba algunos sapos, el barco siempre conseguía llevar a la otra orilla nuestros sueños incontaminados. Era un barco que nunca naufragaba. Vivimos ahora tiempos de azar, entre la violencia y la banalidad. No sabes quién te vigila, quién te controla, quién decide por ti, pero eres consciente de que alguien puede apretar el botón que te hará saltar por los aires. Ya no existen maestros a los que seguir ni valores sólidos a los que agarrarse y puesto que vale todo pero nada es firme, en esta travesía confusa la salvación es ya una cuestión fiada a la imaginación de cada navegante. Un prisionero condenado a cadena perpetua descubrió la única forma de escapar: pintó una ventana abierta de par en par con un horizonte azul en la pared de la mazmorra y a través de ella conquistó la libertad. Aquel velero de papel que construiste con una hoja del cuaderno escolar para cargar en él los primeros sueños, hoy puede convertirse en un barco de salvamento si aquellos sueños, que transportaba, no han sido traicionados".