martes, 29 de marzo de 2022

El efecto de inmersión en "La fundación"

 

Imagen: Gema Aguasca

"Alguien está fuera de lugar. O ellos, o Tomás con nosotros. Alguien ha engañado a alguien. De aquí arranca la tragedia: la búsqueda dolorosa y perpleja de qué cosa sea la verdad de una realidad que nos está enviando mensajes contradictorios. Y en esa búsqueda Buero nos ha metido a todos, ya desde el primer instante, pues sólo vemos por los ojos de Tomás, sólo vibramos con sus alegrías, sólo nosotros, con él, vislumbramos la inmaculada belleza de Berta.

Buero ha conseguido lo que buscaba: obligarnos a plantearnos el problema de la verdad del mundo. A partir de ese momento, vamos a empezar a cuestionar determinadas actitudes de Tomás, algunos detalles no explicables a primera vista de tan leal Institución (...)     Y empezamos a recordar: pertenecemos todos al mismo mundo. Un mundo en el que son incontables las veces, infinitas las circunstancias injustas que han pasado justo a nuestro lado, a veces hasta salpicarnos.

Y hemos vuelto la cabeza, para no ver, porque no estábamos seguros de resistir su visión sin estallar. Y era más cómodo callar. Ante nuestro silencio cómplice han convertido este mundo nuestro en un inmenso campo de concentración, en el que también nosotros estamos. Nuestra inacción les proporciona fuerza. Y hemos sido todos. Ahora lo entendemos: el rencor, la venganza, la desconfianza entre nosotros mismos les da alas a su impunidad".

    (Antonio Iniesta Galván, Esperar sin esperanza. El teatro de Antonio Buero Vallejo.Murcia, Universidad, 2002, pp. 312-313)


Para saber más: Wikimpace

domingo, 27 de marzo de 2022

Mujeres en guerra

La reciente visita de Gervasio Sánchez puso el foco de nuestras reflexiones en la violencia que sufren las mujeres y niñas en los conflictos bélicos. Es evidente el horror generalizado, pero la desigualdad se agrava para ellas especialmente, como explica la contraportada del folleto que nos regaló el fotoperiodista:

"Las guerras dejan a las mujeres en una situación muy vulnerable ante la pobreza y el acceso a los recursos económicos. Los servicios básicos de salud y atención materno infantil se desmorona, la violación es utilizada como arma y agresión entre contendientes y la violencia de género, la trata de seres humanos y el matrimonio infantil se exacerban durante el conflicto. Al mismo tiempo, casi la mitad de las personas desplazadas por la violencia en el mundo son mujeres y a menudo atraviesan mayores dificultades por motivo de género en estas situaciones".

El fotógrafo reflexionó sobre el impacto dramático a través del tiempo de los conflictos armados, que en ningún caso cierran las heridas cuando termina la guerra.

Con esta sugerencia tan cercana, traemos de nuevo a clase un texto periodístico de Alfonso Serna ("El País", 29/04/2002) que denuncia también a través de una imagen la trágica guerra de Afganistán y la dramática situación de las mujeres del Tercer Mundo. Aunque el artículo no es reciente, el impacto de las imágenes y la mirada compasiva de los lectores hacia la protagonista de las mismas puede rastrearse hasta nuestros días: "La muchacha afgana, una vida desvelada" (National Geographic, 26 de noviembre de 2021).

Steve McCurry



"Los ojos verdes de Sharbat Gula, muchacha afgana, son los cristales que transparentan su alma angustiada.

Estoy hablando, y el lector ya se habrá dado cuenta de la famosa fotografía que Steve McCurry, reportero de la revista National Geographic, tomó a una adolescente afgana en un campo de refugiados en Pakistán, el año 1984; y de la segunda foto que, diecisiete años después, volvió a hacer a quien ya no era una muchacha adolescente sino una mujer aún joven, pero con el alma arrasada por el dolor de la vida. 

A sus trece años, Sharbat Gula nos miraba con los ojos asombrados, quizás un poco fieros, de la adolescente nacida en las ásperas montañas de su alta tierra de Afganistán. La tez aún lozana de la muchacha-niña, sus rasgos todavía tiernos, no harían presagiar los dramas que llegarían con el tiempo. 

Tiene las pupilas muy cerradas, como defendiéndose, acaso, de la luz, lo que torna más verdes sus claros iris, que tanto impresionaron al fotógrafo. 

Diecisiete años después, Steve McCurry los ha vuelto a encontrar en las montañas de Tora Bora, en donde una segunda guerra dejó oír hace poco su mortal estruendo. Y ahí están los iris verdes que componen una mirada aún fiera, pero en la que se resume la historia de una mujer que, siendo niña, perdió a sus padres en un bombardeo, peregrinó en éxodo por las montañas más ariscas del mundo, bajó las nieves, sin abrigo, casi descalza, tiritando de frío; trabajó inhumanamente, sufrió, se casó en la adolescencia, tuvo cuatro hijos (y uno murió), vio la vida a través de una rejilla tupida, no sonrió a nadie que no fuera su marido, apenas habló, enfermó de asma; y pertenece a un pueblo en desgracia que, a lo largo de veintitrés años, ha perdido un millón y medio de seres y ha lanzado a todos los caminos del destierro a tres millones y medio de refugiados. 

Los ojos verdes de esta historia nos inspiran una inmensa piedad, pero lo tremendo es que no son, no serán, solamente los ojos de Sharbat Gula, muchacha afgana, sino los de millones de mujeres, con frecuencia casi niñas, que a lo largo del vasto y conturbado mundo de hoy, habrán visto, estarán viendo, los horrores de nuestro tiempo. No solo las mujeres, naturalmente, también los hombres; pero uno piensa que, sobre todo, en lo que hemos dado en llamar el Tercer Mundo, son las mujeres las más dolientes, las más vulnerables por el abandono, la discriminación, el desprecio, la ignorancia, las leyes absurdas, las costumbres bárbaras".

sábado, 26 de marzo de 2022

Gervasio Sánchez, un puente entre el dolor y la memoria

Las mejores lecciones de historia nos llegan  a través de personas que han vivido mucho y han dedicado su vida a dar testimonio y promover conciencia. Este es el caso de Gervasio Sánchez, que estuvo en Caspe en el marco de las Jornadas de Igualdad de género organizadas por la Concejalía del Área de la Mujer e Igualdad del Ayuntamiento de Caspe. 


El reportero y fotógrafo ha cubierto en su larga trayectoria profesional más de veinticinco conflictos internacionales. Con las imágenes de más de cuatro décadas tiende un puente entre el dolor y la memoria para que las generaciones sucesivas que contemplamos lo hagamos con mirada compasiva y comprensiva.



La denuncia de Gervasio Sánchez se centra especialmente en la vulnerabilidad de mujeres y niñas en situaciones de conflicto armado: ellas son las que afrontan mayores dificultades y, por consiguiente, las que más sufren. 

El alumnado de 4º ESO asistió a la exposición “Visiones saharauis” y conoció algunas de las claves del destierro de este pueblo, que, tristemente, vuelve a ser noticia estos días. 


Consciente de la realidad multicultural de nuestra localidad y nuestro centro, Gervasio Sánchez incidió en las causas de extrema dureza que condicionan los desplazamientos migratorios e invitó a los chicos y chicas a abrir su mente y su corazón a los compañeros de aula que proceden de otros países y culturas con una sencilla pregunta que acerca y conecta. 




Con numerosos ejemplos de nuestra historia reciente (Afganistán, niños soldados de África, los Balcanes, Siria…), analizó las causas reales de carácter económico que se ocultan detrás de las guerras y animó al alumnado a usar su móvil como un arma para contrastar información y acceder a contenidos al margen de los canales oficiales. 

Fotografía: Pilar Jariod

Aquellos que se quedaron con ganas de más pueden acudir a la entrevista que concedió a uno de los youtubers de referencia, Jordi Wild,  y seguir aprendiendo durante más de cuatro horas de conversación.

   


Agradecemos enromemente  la invitación del Ayuntamiento de Caspe para compartir esta experiencia tan interesante y educativa con nuestros alumnos. Sin duda, ha sido una clase de Historia que nunca van a olvidar.





domingo, 20 de marzo de 2022

"Solo palabras", Manuel Vicent


"Entre el inagotable caudal de palabras que sale de la garganta de una persona corriente, me pregunto cuántas son necesarias, determinantes y comprometidas. Entre todas ellas están las palabras que cambian el curso de una vida, las que uno se arrepiente de haberlas pronunciado, las que se callan por miedo y se quedan quemándote la lengua. La mayoría de las palabras se las lleva el viento, pero las hay malditas que en medio de una disputa familiar o amorosa caen al suelo y ya no hay quien las levante. Las palabras crean un sendero y uno las sigue como un esclavo. ¿Cuándo fue la primera vez que dijiste no? Sin duda, ese fue un gran día. El no te libera, el sí te ata. Unos han venido a este mundo a hablar y otros solo a escuchar, este es el privilegio que distingue a los ricos de los pobres. La verdad no cambia, la diga el filósofo o el arriero, el creyente o el ateo, el juez o el reo, pero según con qué palabras venga adornada una misma verdad te llevará al cielo o al infierno. Las palabras más sólidas e inapelables son, a fin de cuentas, las que masculla entre dientes el sepulturero. Las primeras palabras que el niño oye de su madre quedan grabadas para siempre en alguna mucosa del cerebro. Son muy tiernas, con sabor a leche, pero han causado ríos de sangre solo por atacarlas o defenderlas. Todas las palabras que se ha llevado el viento forman una atmósfera alrededor del planeta que puede llegar a ser muy tóxica. La sabiduría consiste en aprender a respirarlas según su valor y naturaleza. Las hay venenosas, mortíferas como balas que utilizan los tiranos para sembrar la muerte, pero también están en el aire a disposición de cualquiera las palabras que usaron Homero, Virgilio y Horacio para enhebrar sus versos. Unas te salvan, otras te matan. No son más que un poco de aliento que en el mejor de los casos sirve para decir te amo, para decir me muero".

(Manuel Vicent - El País - 20-03-2022)