Las olas también se llevaron a Ana Mª Navales, escritora aragonesa que estuvo en nuestro centro en las primeras ediciones de Invitación a la Lectura.
A través de sus exquisitos Cuentos de Bloomsbury descubrí a Virginia Wolf y me acerqué con otros ojos a su vida y a su obra.
De su paso por nuestro centro recuerdo la pasión con la que hablaba de la literatura. Ella siempre comenzaba sus clases leyendo unos versos o un fragmento de un libro. Decía que no había mejor animación a la lectura, que los chicos la esperaban ansiosos cada día para dejarse sorprender. Muchas veces he recordado estas palabras y en algunos momentos yo también lo he llevado a la práctica.
De su paso por nuestro centro recuerdo la pasión con la que hablaba de la literatura. Ella siempre comenzaba sus clases leyendo unos versos o un fragmento de un libro. Decía que no había mejor animación a la lectura, que los chicos la esperaban ansiosos cada día para dejarse sorprender. Muchas veces he recordado estas palabras y en algunos momentos yo también lo he llevado a la práctica.
De Los espejos de la palabra:
De pie
sobre mi barco libre, mar y espinas
en el trago de la niebla, arrojo
la tierna elegancia de mis versos al vacío,
donde fui amante de los ángeles.
Alas encendidas cubrían mi cuerpo
y no la bruma que me borra el lugar
y las horas, el verso que se hiela
hasta ser cadáver, mancha agria
en el paisaje, rendija en el muro,
abrazo ausente de los labios
para decir amor, estatua, nada,
y sólo eso, invierno y el último canto.
sobre mi barco libre, mar y espinas
en el trago de la niebla, arrojo
la tierna elegancia de mis versos al vacío,
donde fui amante de los ángeles.
Alas encendidas cubrían mi cuerpo
y no la bruma que me borra el lugar
y las horas, el verso que se hiela
hasta ser cadáver, mancha agria
en el paisaje, rendija en el muro,
abrazo ausente de los labios
para decir amor, estatua, nada,
y sólo eso, invierno y el último canto.
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