domingo, 22 de marzo de 2009

Microrrelatos: " una bomba de efecto retardado" (Iwasaki)



"¡Cuentos largos! ¡Tan largos! ¡De una pájina! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos todos agrandar una chispa hasta el sol que un hombre les dé concentrado en una chispa; el día en que nos demos cuenta que nada tiene tamaño, y que, por lo tanto, basta lo suficiente; el día en que comprendamos que nada vale por sus dimensiones –y así acaba el ridículo que vio Micromegas y que yo veo cada día-; y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo la idea y hacerlo el universo!"
(Juan Ramón Jiménez)

En todas las literaturas existen microgéneros literarios: los haikus japoneses, las greguerías españolas, el cuento popular brevísimo, el chiste, la anécdota, la fábula, la parábola, el koán zen, los relatos sufies, las tradiciones hasídicas,...
Los microrrelatos se insertan en una larga tradición. Grandes autores latinoamericanos como Augusto Monterroso, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Julio Ramón Ribeyro y Adolfo Bioy Casares lo dignificaron. En nuestro país no faltan cultivadores del microrrelato como Ignacio Aldecoa , Max Aub, Juan José Millás, José Mª Merino, Luis Mateo Díez, Antonio Pereira, Fernando Iwasaki o Juan Pedro Aparicio, entre muchos otros.

En los últimos tiempos han surgido editoriales dedicadas exclusivamente al cuento, como Páginas de Espuma, Thule y Menoscuarto.

La era de internet y el móvil lo han popularizado. Los microrrelatos navegan con facilidad por la blogosfera y proliferan los concursos pues el género no admite excusas, todos pueden asumirlo dentro de su brevedad.
Economía, intensidad, unidad de efecto y desenlace imprevisto son, según Poe, las ventajas del relato.
Ahora bien, por corto que sea, el microrrelato tiene que ser autosuficiente. No debe faltar ni sobrar una sola letra.

Fuente de la imagen:
Ilustración de Alberto Vázquez para la biografía sobre Edgar Allan Poe que Jordi Sierra i Fabra ha escrito con motivo del bicentenario de su nacimiento.

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