Cuando comentábamos la carta personal en clase y reflexionábamos sobre los tres implicados en el proceso epistolar tradicional (emisor, destinatario y cartero), he recordado una publicación de hace unos meses en la revista XL Semanal con un planteamiento insólito:
En un reportaje titulado "Querido yo", adultos como J. K. Rowling, Yoko Ono, Albert Espinosa, Jorge Sanz o José Manuel Calderón, que han alcanzado de alguna manera sus sueños en las diferentes áreas a las que se dedican, dirigían una emotiva carta a su yo adolescente.
Aparte del interés que podría tener para vosotros leer algunos consejos de quienes han recorrido un trecho más largo del camino y comparten su experiencia, se me ocurre una propuesta de escritura.
Dado que aún sois adolescentes, podríais escribir una carta al niño que fuisteis.
Elena Shumilova |
Elena Shumilova |
Sé que no está demasiado alejado en el tiempo, pero ya no os sentís identificados con él. De alguna forma, estáis huyendo de la infancia a pasos agigantados.
Escribid al niño o a la niña que os ha acompañado durante años. Contadle cómo estáis cambiando, prometedle que nunca os olvidaréis de él/ella, que seréis fieles a las grandes verdades que descubristeis juntos.
¿Os animáis?
Elena Shumilova |
¡Qué idea tan bonita! Me encanta. A lo mejor, te la tomo prestada...
ResponderEliminarUn abrazo
Toda tuya, Teresa. Cómo no. Un abrazo para ti también.
EliminarGracias por esta idea, ya que con los ejemplos que leímos en clase te da una idea de cómo hacerlo y te ayuda a ver en qué has cambiado, cuando tienes que pensar cómo eras hace unos cuantos años y cómo eres ahora, y todo lo que ha pasado desde entonces.
ResponderEliminarBuenas tardes, me parece una propuesta muy interesante y a la vez emocionante, porque haber escrito esta carta me ha llevado a recordar esa niña tranquila y paciente que era, no muy revoltosa la verdad pero sí muy curiosa, y ver cómo he cambiado con los años es impresionamte.
ResponderEliminarSolo quiero recordarle a mi yo, que cuando tenga unos dieciseis años estudie mucha sintaxis y que se prepare para estudiar literatura como la del novecentismo.
Me perece una idea muy interesante, estoy trabajando en ella y se me hace más fácil con la ayuda que nos proporcionaste en clase con algunos ejemplos, te hace reflexionar y echar un vistazo hacia tu infancia.
ResponderEliminarEsta entrada me ha parecido de lo más interesante, ya que me ha hecho reflexionar sobre lo rápido que pasa el tiempo.
ResponderEliminarSin darme cuenta estoy a tan solo un pequeño esfuerzo de terminar la educación secundaria y comenzar un nuevo ciclo. Estos años en el instituto han supuesto un auténtico cambio, tanto en mi actitud con respecto a otras personas como en mis pensamientos e ideas. He dejado atrás la niña tímida y sin preocupaciones que era por aquel entonces, no es que ahora tenga muchas pero estoy en una etapa en la que ya tengo que empezar a decidir.
Querido yo:
Esta carta va dirigida a la chica que era yo unos años atrás, esa niña llena de inquietudes y que todo lo quería saber, gracias a ella soy como soy actualmente.
En este tiempo las cosas han cambiado y mucho, en el camino que he comenzado me he cruzado con muchas personas, unas que han llegado e incluso otras que se han tenido que marchar, he pasado muchos momentos buenos y otros que no lo han sido tanto, ha sido en esos cuando me he dado cuenta de que todos queremos crecer y dejar de lado al niño que éramos, pero lo que realmente no sabíamos era que lo íbamos a echar de menos y al mismo tiempo envidiar, ya que cuando eres pequeño no tienes preocupaciones de ningún tipo y tu mayor miedo es caerte mientras juegas.
En estos momentos mí mayor miedo es la equivocación, tanto a la hora de tomar decisiones importantes como en los actos que realizo a diario, si tuviera la oportunidad me gustaría regresar al pasado, para poder enfocar las situaciones con una mayor tranquilidad y seguridad, no estar continuamente estresándome ni pensando en lo que pasara, si las decisiones han sido las correctas o no. Por todos esos motivos te añoro tanto, muchas veces pienso que hubiera hecho sin la presión a la que actualmente estamos sometido.
En definitiva solo tengo palabras buenas para ti, aunque sigan pasando los años espero que continúes presente en mi y en cierto modo en mi manera de actuar y afrontar las situaciones, gracias.
Para esa niña risueña y alegre a la que echo tanto de menos:
ResponderEliminarQuerida yo, esos años de mi infancia llenos de juegos, aprendizajes, diversiones, felicidad, inquietudes… ya los he dejado atrás por cuestiones que nos da la vida. Vamos creciendo y eso conlleva a cambiar de gustos aficiones y un poco esa personalidad de niño/a que teníamos.
Las cosas se te complicarán de vez en cuando y la vida no viene con un manual de instrucciones, pero a pesar de todo siempre saldrás adelante, estoy segura. Tendrás momentos llenos de felicidad, conocerás a gente nueva que influirá en tu vida, y otras personas por ciertos motivos dejarán de formar parte de ella. Eres fuerte y sé que podrás con todo lo que se te ponga por delante.
Quiero recordarte que no olvides ser como tú eres, risueña, alegre, sonriente, cariñosa, un poco enfadosa a veces, tímida… No dejes que nadie te falte el respeto y sobre todo haz lo que te pida el corazón, guíate por tus gustos, opiniones y sentimientos, y no dejes que decidan por ti. Yo se que eres inteligente y que si te lo propones puedes conseguirlo.
Un saludo para esa niña pequeña que se comía el mundo, no cambies nunca y se fuerte.
ResponderEliminarA esa niña pequeña solo quería decirle que la envidio. Es una envidia sana, por supuesto, pero no deja de ser envidia. Envidio sus ganas de vivir, su ilusión por todo y por todos, su cariño, ese cariño que nunca se cansaba de repartir, y la felicidad que irradiaba y buscaba para todo el mundo. Es obvio que las personas cambiamos y más en esta etapa donde aún estamos forjando nuestra verdadera personalidad, por eso le pido a esa niña que me siga recordando que no hace falta un motivo para ser feliz, que la felicidad tiene que ser parte del día a día, que le tenemos quee dar importancia a las cosas que de verdad nos importan, y tenemos que saber valorar mucho más las pequeñas cosas, los pequeños gestos porque al final terminan siendo los más importantes. Supongo que siempre nos quedará algo de nuestra infancia, ese típico pero cierto “niño que llevamos dentro” que a mí me gustaría sacar mucho más y explotarlo al máximo. A veces me gustaría volver unos minutos a tener seis o siete años y que mi mayor preocupación fuera que mi hermana estuviera durmiendo cuando yo tenía ganas de jugar con ella, para evadirme un poco de todas las responsabilidades que, sin pedirlo, te van otorgando cuando eres mayor.