"Habíamos parado en un restaurante del meridiano cero.
Se llamaba así, Meridiano cero, creo, o Restaurante
Meridiano de Greenwich. El río embalsado llevaba el nombre
de Mar de Caspe. Todo venía a ser cartográfico;
yo sostenía un mapa abierto sobre las piernas.
Teníamos algo de pareja cómica, ni siquiera perdidos
en esa carretera intransitada; serios, casi locuaces
a veces. No nos equivocábamos. Después de vivir fuera
seguíamos ahora con el dedo, como en el fin del mundo,
las líneas del mapa de territorios nuestros de origen
y alrededores. La carretera cruzaba el meridiano
igual que el dial de la radio daba con la emisora,
o nuestros sentimientos coincidían en un instante
de silencio, unos grados al oeste, unos grados al este".
Se llamaba así, Meridiano cero, creo, o Restaurante
Meridiano de Greenwich. El río embalsado llevaba el nombre
de Mar de Caspe. Todo venía a ser cartográfico;
yo sostenía un mapa abierto sobre las piernas.
Teníamos algo de pareja cómica, ni siquiera perdidos
en esa carretera intransitada; serios, casi locuaces
a veces. No nos equivocábamos. Después de vivir fuera
seguíamos ahora con el dedo, como en el fin del mundo,
las líneas del mapa de territorios nuestros de origen
y alrededores. La carretera cruzaba el meridiano
igual que el dial de la radio daba con la emisora,
o nuestros sentimientos coincidían en un instante
de silencio, unos grados al oeste, unos grados al este".
ISMAEL GRASA, Efectos secundarios (selec. Samuel Alonso), Anaya, Madrid, 2004, pág. 64.
Esta selección, a cargo de Samuel Alonso, recoge poemas de 16 jóvenes autores que tienen en común su contemplación del mundo cotidiano desde la mirada poética. Nada es grandilocuente más bien, el lector percibe una búsqueda de la imagen clara y la metáfora transparente que acompañadas del verso libre se acercan a una realidad que se vuelve irónica y humorística. Aun buscando esta aproximación a lo cotidiano hay poemas sobre todo de amor y desamor de un gran lirismo, expresados con luminosas y rompedoras imágenes. (Club Kirico)
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Tuve la suerte de participar en un curso que impartía Samuel Alonso sobre animación a la lectura y la escritura. Me parece una buena idea, esta selección
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