domingo, 11 de noviembre de 2012

El lenguaje de la crisis



¿Sabías que la  palabra “crisis” ha sufrido un cambio semántico? La consecuencia de este cambio ha sido una restricción de su significado. El Diccionario atribuye a esta palabra el significado de un “cambio brusco  -para bien o para mal- en el curso de una enfermedad o de procesos físicos, históricos o espirituales”.  Observad cómo la palabra ha perdido en el camino la connotación positiva que tenía para limitarse a designar solo sus efectos negativos, según el uso reiterado que hacen de ella principalmente los medios de comunicación y,  por extensión, la sociedad en general.
Si ninguna palabra es inocente, en virtud de las connotaciones (que son como capas de una cebolla que se superponen a las palabras y a veces la hacen más bella y sugerente, otras la contaminan con clichés o prejuicios varios), convendréis conmigo en que no es lo mismo pensar que de esta crisis nace la oportunidad de diseñar algo nuevo y no necesariamente peor, a pensar que estamos abocados al desastre más absoluto.


Al principio, recordaréis que la palabra intentaba negarse y evitarse. Surgieron así eufemismos de sustitución que eludían y enmascaraban la realidad.


 
 Reflexionemos sobre las palabras. Meditemos el uso que hacemos de ellas. Nunca dudemos de su poder.

En la página Materiales de lengua.org ( de las profesoras Lourdes Domenech y  Ana isabel Romeo ) nos han preparado esta estupenda presentación que permite repasar muchos de los conceptos abordados en el estudio del Nivel léxico-semántico de la lengua.  Neologismos como “indignado”, “perroflauta”, “hipoteca/vivienda/comida… basura” o “burbuja inmobiliaria”, entre otros, son analizados desde una perspectiva lingüística y completan la explicación teórica del tema, acercando la lengua a vuestra experiencia inmediata.

Para saber más (Materiales de Lengua):
 

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