lunes, 4 de abril de 2011

La riqueza de nuestro idioma



(MINGOTE: XL SEMANAL nº 1222)


Mingote ironiza sobre uno de los síntomas más alarmantes de nuestro tiempo: el empobrecimiento de nuestra lengua, reducida en boca de los jóvenes y no tan jóvenes a unos cuantos vocablos, clichés y palabrotas.

5 comentarios:

  1. Realmente, muchas veces escucho hablar a personas de toda condición y me viene a la mente aquel anuncio del inglés en mil palabras. Desgraciadamente, hoy en día hablamos el castellano con mil palabras.
    Un saludo.

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  2. Je, je, muy bueno. Es cierto. Tenemos un vocabulario de subsistencia. No sé si es la pescadilla que se muerde la cola, en lo que a los profesores y la escuela se refiere: proponemos, a veces, textos "fáciles" a nuestros alumnos porque si no "no entienden". ¿O no entienden porque solo leen "lo fácil"? No sé, no sé...

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  3. Alberto, muchas veces me acuerdo de los ejercicios que incluía el manual de COU de Lázaro Carreter. En un repertorio de frases incluía una palabra comodín que había que sustituir por otra más precisa. Era un ejercio de lo más estimulante.

    Carlota, en parte es como comentas. Tenemos que proponer retos con cierta dificultad para salir de ese círculo, pero con tanta diversidad en las aulas se tiende a simplificar.

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  4. Tiene toda la razón el humorista. Nuestra lengua se está empobreciendo días tras día. Lo puedo comprobar como profesor coen mis alumnos adolescentes.

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  5. Nuestra lengua no es pobre, es más, cuenta con muchos sinónimos para que podamos referirnos a lo mismo. El problema es que hay muy pocas personas que se preocupen de utilizar diferentes expresiones para referirse a lo mismo, es más fácil utilizar siempre esas palabras “comodín”, por ello nuestra lengua se empobrece y es muy desolador que se pierdan cientos de palabras porque nadie las utiliza, empobreciendo así nuestra lengua.

    El empobrecimiento de nuestra lengua también tiene consecuencias, como por ejemplo, que cada vez los hablantes de español seamos menos cultivados o que las otras lenguas sean importantes sobre la nuestra, porque los hablantes de las otras lenguas se preocupan de utilizar sinónimos.

    Además, esas palabras “comodín” que siempre utilizamos, no son palabras adecuadas para una lengua tan importante como es el español a nivel mundial, son palabras vulgares y que muchas veces ni siquiera forman parte del castellano, sino que son palabras inventadas que no tienen ninguna validez ni significado en el castellano.

    Las personas a nivel individual deberíamos preocuparnos de utilizar una gama lo más amplia posible de vocabulario, pero que muchas personas se ciñan a unas pocas palabras tampoco es culpa suya, sino que es culpa de la mala educación que había antaño, por lo que nuestros mayores adoptaron palabras inventadas porque no tuvieron a nadie que les enseñase las adecuadas. Esas palabras incorrectas que adoptaron nuestros mayores se han transmitido de generación en generación; pero nosotros los jóvenes ya no podemos achacar la inutilización de muchas y adecuadas palabras ni a la educación, ni a la falta de medios y oportunidades. Tenemos muchos medios que debemos utilizar para conseguir adoptar la mayor cantidad de vocablos, pero aun así la gran mayoría de jóvenes no los utilizamos, por lo que ahora sí somos gente estúpida es porque queremos, ya no podemos achacar nuestra irresponsabilidad a nadie.

    En conclusión, utilizar la mayor gama posible de vocablos ya no solo es ventajoso para la lengua sino también para nosotros, para que al lugar, sea cual sea, al que nos planteemos ir nos tomen enserio por nuestra capacidad de expresión y de utilización de palabras.

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