¡Inteligencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas…
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!
Juan Ramón Jiménez, Eternidad
Toni Demuro |
El poema tiene como tema captar la esencia de la realidad a través de la inteligencia. Esta obra pertenece ya a la “poesía desnuda o intelectual” iniciada por Juan Ramón en 1916: su estilo se va simplificando, pero sus temas se va haciendo cada vez más abstractos y metafísicos y no en pocas ocasiones, cercanos a un extraño misticismo que apunta ya en este poema.
El poeta se sitúa en la línea de la intelectualidad propia de la Generación del 14, a la que pertenece. Se observa que ha abandonado ya la estética sensual del Modernismo, pues las ideas de este texto muestran un predominio de lo intelectual frente al abuso sensorial modernista. Juan Ramón quiere traspasar las apariencias sensibles que tan importantes eran en el Modernismo (la luz, la música, las fragancias…) para calar en las esencias, pues tiene “sed de conocimiento”.
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