domingo, 30 de enero de 2022

Memoria y Holocausto


Cada año, en torno al 27 de enero, la UNESCO rinde tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y ratifica su compromiso de luchar contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos  humanos. 

En estos días, también en clase reflexionamos sobre este genocidio, sobre cualquier genocidio, porque, como avisa el editorial que hemos llevado a clase, "la bestia continúa agazapada entre nosotros". 

"Cuando los más importantes líderes europeos se reúnan hoy en Oswiecim (localidad polaca a la que los alemanes llaman Auschwitz), para conmemorar el 60º aniversario de la liberación del campo de exterminio allí erigido por los nazis para aniquilar a judíos y a otros "pueblos inferiores", Europa y Occidente en general celebrarán un año más su acto de atrición. Pero hay que tratar de evitar que el mundo se considere en paz simplemente por el hecho de recordar el asesinato de más de seis millones de seres humanos, en lugar de combatir hasta la extenuación las causas que hicieron posible aquella y otras insanias colectivas.

Porque a la postre, y en contra de la aurora prometida tras la Segunda Guerra Mundial, los genocidios masivos se han seguido sucediendo ante la parálisis o lentitud de la comunidad internacional. Están cercanos los ejemplos lacerantes de Camboya, Ruanda, la antigua Yugoslavia o, ahora mismo, Sudán. Todo este horror acumulado nos recuerda que el fogonazo histórico de aquel exterminio masivo mantiene sus epígonos en un mundo que también se dice civilizado y que se considera a sí mismo en buena medida liberado del estigma de barbarie de los autores del Holocausto.

Asumiendo que la bestia continúa agazapada entre nosotros, la Asamblea General de la ONU acaba de conmemorar por primera vez el aniversario de Auschwitz con un homenaje a las víctimas de la solución final. Por su universalidad es el más significativo, pero sólo uno del rosario de actos que van a evocar hoy el inmenso horror perpetrado en el corazón de Europa.

Tal día como hoy de 1944, seis mil personas eran asesinadas en las cámaras de gas y hornos crematorios de Birkenau, uno de los campos de Auschwitz. Un horror que 60 años después aún alienta en países desarrollados en forma de movimientos filonazis.

España, por razones básicamente históricas y demográficas -el franquismo, la no beligerancia en la Segunda Guerra Mundial y la poca población judía en nuestro país-, ha vivido relativamente al margen de este hecho crucial, con las notables excepciones del trabajo de algunos de nuestros diplomáticos. Por eso cabe felicitarse de que se sume a la iniciativa educativa de la UE instaurando el Día de la Memoria del Holocausto, con el propósito, sobre todo, de que las generaciones más jóvenes tengan la oportunidad de conocer y reflexionar sobre una de las páginas más tenebrosas de la humanidad. El minuto de silencio previsto hoy en los centros escolares debería trasladar a los adultos del futuro el estruendo de que el genocidio nazi, cualquier genocidio, es incompatible con la dignidad humana".

("El País", 27/01/2005)

La reflexión suscitada por el editorial, intemporal y por tanto cercana, nos ha llevado a este álbum ilustrado que ha seleccionado estos días el equipo de Biblioteca para conmemorar el Día Internacional de la Paz y la No violencia. 

Se trata, en palabras de la editorial Algar, "de una alegoría de la fragilidad de la libertad y la vulnerabilidad de la democracia".

La historia, con muy poco texto, está inspirada en el poema sobre la persecución nazi,  falsamente atribuido a Bertol Bretch, que en realidad escribió el pastor luterano alemán Maratin Niemöller, y que reproducimos aquí:

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».


2 comentarios:

  1. El tema del que trata este texto parece que sea de hace mucho tiempo, pero la verdad es que tampoco ha ocurrido hace mucho. Y menos en la situación en la que estamos que Rusia ha empezado a atacar a Ucrania. A nosotros nos parece que es algo que ha pasado y que no puede volver a ocurrir, pero la verdad es que puede volver a ocurrir en cualquier momento. A pesar de que sigan pasando los años parece que no avancemos, y con textos como este se quiere que no caiga en el olvido este acto tan horroroso y mostrar lo importante que es que no se vuelva a repetir.
    La mayoría de personas piensa que esto no tiene que volver a ocurrir bajo ninguna circunstancia, pero, aún quedan personas, y más de las que pensamos, que piensa que a veces habría que hacerlo. Por eso tenemos que insistir en este mensaje para que no caiga en el olvido e insistir que es una de las peores acciones que ha hecho la humanidad. Por eso tenemos que luchar todos para que lo que pasó en el Holocausto no se vuelva a repetir.

    Marcos Mustieles

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  2. El poema me ha hecho reflexionar sobre cómo en muchas ocasiones la gente ignora conscientemente ciertas actitudes para sobrevivir. Estas personas ven una situación difícil y fingen que todo está bien, aun incluso cuando afecta a gente cercana a ellos.
    Y acaban tomando el camino más fácil, el camino de no hacer nada, en el que no toman riesgos y en el que si no ven las cosas no existen. Yo creo que esto lo hacían por miedo, pensaban que si no decían nada o si no se quejaban evitarían el final que tuvieron otros. O quizás tuvieron una disonancia cognitiva en al que se autojustificaban pensando que no era un problema suyo. Tal vez ellos pensaban que lo malo solo le pasaría al vecino, pero lo que no sabían es que ellos también eran vecinos.

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