¿Cuántos de nosotros hemos soñado con ser protagonistas de un cuento de hadas? Una de las fantasías infantiles más comunes es ser personaje real de tantas historias fabulosas que devoramos. Si pudiéramos colarnos entre las páginas de un libro...
El mayor acierto de la magnífica La historia interminable es arrancar la historia de esta ensoñación con total credibilidad. Dos tintas, roja y verde, para dos mundos, realidad y fantasía, que están destinados a confluir desde las primeras páginas del libro.
“Bastian tuvo un sobresalto al comprender lo que acababa de leer. ¡Era él! La descripción coincidía con todos los detalles. El libro empezó a temblarle en las manos. ¡Decididamente, la cosa estaba yendo demasiado lejos! No era posible que en un libro impreso pudiera decirse algo que sólo se refería a aquel momento y a él. Cualquier otro leería lo mismo al llegar a ese lugar del libro. No podía ser más que una casualidad increíble. Aunque, sin duda, era una casualidad extrañísima.
--Bastian – se dijo a sí mismo en voz alta--, estás como una cabra. ¡Haz el favor de dominarte!
“Bastian tuvo un sobresalto al comprender lo que acababa de leer. ¡Era él! La descripción coincidía con todos los detalles. El libro empezó a temblarle en las manos. ¡Decididamente, la cosa estaba yendo demasiado lejos! No era posible que en un libro impreso pudiera decirse algo que sólo se refería a aquel momento y a él. Cualquier otro leería lo mismo al llegar a ese lugar del libro. No podía ser más que una casualidad increíble. Aunque, sin duda, era una casualidad extrañísima.
--Bastian – se dijo a sí mismo en voz alta--, estás como una cabra. ¡Haz el favor de dominarte!
Había intentado hablar en el tono más firme posible, pero su voz temblaba un poco, porque no estaba convencido de que sólo fuera una casualidad”.
(ENDE, Michael: La historia interminable, Barcelona, Círculo de Lectores, pág. 96)
Mi hija también miraba hoy sorprendida la imagen creada con Photofunia, por recomendación de BiblioRíos, el bibliotecario virtual del estupendo blog "Nosololibros" (No os perdáis sus propuestas de retratos de Góngora, Lorca o Espronceda).
-- ¿Ves como yo tenía razón, que eres un personaje de un cuento de hadas?--Quiero que me leas este libro.
-- Eso no va a ser posible...
--¿Por qué no?
--Porque este cuento lo vas escribiendo tú día a día.
--¿Por qué no?
--Porque este cuento lo vas escribiendo tú día a día.
jaja supongo que siempre quise ser.. emm nop no quise ser alguien en particular supongo que es cierto, solo soy el protagonista de mi propio cuento... ah mi cuento efímero
ResponderEliminarYa veo que tu niña pide todo, como todos los niños, hasta lo imposible. Pero tu no andas a la zaga, que tienes respuestas para todo. Preciosa la foto.
ResponderEliminarUn saludo y gracias.
Qué guapa princesa para este cuento!!!
ResponderEliminarUn beso enorme
Laterzapers0na, es cierto, por lo menos nos gusta creer que el guión de nuestras historias lo escribimos nosotros.
ResponderEliminarUn saludo,
Esther
Gracias, BiblioRíos. Ya ves cómo aprovecho tus buenas ideas.
ResponderEliminarUn saludo,
Esther
Yola, ya sabes que entre todas juntamos una buena colección de princesitas y alguna brujilla, je.
ResponderEliminarUn beso grande y cuídame a tu príncipe, que le queda poco de reinado absoluto.
Esther