"Creo que la gramática es una vía de acceso a la belleza. Cuando hablas, lees o escribes, sabes muy bien si has hecho una frase bonita, o si estás leyendo una. Eres capaz de reconocer una expresión elegante o un buen estilo. Pero cuando se estudia gramática, se accede a otra dimensión de la belleza de la lengua. Hacer gramática es observar las entrañas de la lengua, ver cómo está hecha por dentro, verla desnuda, por así decirlo. Y eso es lo maravilloso, porque te dices: “Pero ¡qué bonita es por dentro, qué bien formada! “! Qué sólida, qué ingeniosa, qué rica, qué sutil!”. Para mí, sólo saber que hay varias naturalezas de palabras y que hay que conocerlas para poder utilizarlas y para estar al tanto de sus posibles compatibilidades, hace que me sienta como en éxtasis. Me parece, por ejemplo, que no hay nada más bello que la idea básica de la lengua, a saber: que hay nombre y verbos. Sabiendo esto, es como si ya te hubieran enunciado la esencia de todo. Es maravilloso, ¿no? Hay nombres, verbos…
Para acceder a toda esta belleza de la lengua que la gramática desvela, ¿quizá también haya que ponerse en un estado de consciencia especial? A mí me da la sensación de que puedo hacerlo sin esfuerzo. Creo que fue cuando tenía dos años, al oír hablar a los adultos, cuando comprendí esa vez y para siempre, cómo está hecha la lengua. Las lecciones de gramática para mí siempre han sido meras síntesis a posteriori o, como mucho, precisiones terminológicas. ¿Se puede enseñar a los niños a hablar bien y a escribir bien estudiando gramática si no han tenido esta iluminación que tuve yo? Misterio. Mientras tanto, todas las señoras Magra de la Tierra harían mejor en preguntarse qué música tienen que poner a los alumnos para que puedan entrar en trance gramatical".
(BARBERY, Muriel: La elegancia del erizo, “Idea profunda nº 10”, Barcelona, Círculo de Lectores, pág. 167).
Para acceder a toda esta belleza de la lengua que la gramática desvela, ¿quizá también haya que ponerse en un estado de consciencia especial? A mí me da la sensación de que puedo hacerlo sin esfuerzo. Creo que fue cuando tenía dos años, al oír hablar a los adultos, cuando comprendí esa vez y para siempre, cómo está hecha la lengua. Las lecciones de gramática para mí siempre han sido meras síntesis a posteriori o, como mucho, precisiones terminológicas. ¿Se puede enseñar a los niños a hablar bien y a escribir bien estudiando gramática si no han tenido esta iluminación que tuve yo? Misterio. Mientras tanto, todas las señoras Magra de la Tierra harían mejor en preguntarse qué música tienen que poner a los alumnos para que puedan entrar en trance gramatical".
(BARBERY, Muriel: La elegancia del erizo, “Idea profunda nº 10”, Barcelona, Círculo de Lectores, pág. 167).
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Los libros que nos conmueven, nos impactan y nos marcan quedan asociados a las personas que nos llevaron hasta ellos. Muchas gracias, Ana, por acercarme a este libro. Te vinculo para siempre, pues, a La elegancia del erizo, imprescindible canto a la belleza.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarCoincido totalmente con tu comentario sobre el hecho de que la gramática es una forma de acceder a la belleza del idioma, ya que nos hace tanto "ruido" escuchar errores gramaticales en medios masivos de comunicación.
Para elevar el nivel general y popularizar la gramática, es muy útil concientizar a la gente de las bondades de hablar y escribir correctamente y permitir un fácil acceso a la cultura.
Yo he hecho un humilde aporte sobre gramática en el sitio web de Trusted Translations, blog de traducción en español.
Te mando un cálido abrazo y sigamos bregando para que cada vez seamos más los que vemos la belleza del idioma.
Amelia