Mario, nos dejas, inesperadamente, cuando todo apuntaba a una mejoría, y
sentimos un vacío enorme que solo podemos llenar con tus recuerdos.
Siempre te recordaremos con una sonrisa. Una sonrisa socarrona, tras hacer
un juego de palabras, una habilidad que ponías a prueba constantemente, como
buen lingüista aficionado a jugar con ellas,
a buscar sus dobles sentidos, sus ecos,
su vuelta… Contigo no faltó el humor en el Departamento de Lengua. Las situaciones más tensas se relajaban con
tu punto de vista alternativo. En muchas
ocasiones, nos hacías partícipes de tus pasiones. La música heavy-rock, siempre
presente en tus camisetas, se oía en nuestro departamento, a veces altísima,
introduciendo un elemento nuevo, ajeno a cualquier ámbito del instituto, que
algunos profesores envidiaban.
Coreábamos contigo algunos temas. Cómo no contagiarse, con tu afición a la
guitarra, y tu espíritu rock & roll.
Los compañeros nuevos siempre te quitaban años.
Y eso que no te conocieron tan deportista como hace tiempo, cuando te aficionaste a la bici. La moto vino a sustituirla, introduciendo otra pasión que
te acompañó ya siempre. La familia, las
reuniones con amigos, tu grupo de rock, tus campos… te faltaba tiempo para todo
y a menudo bromeabas con una jubilación
que te iba a dejar libre para disfrutar. Como si intuyeras que el tiempo se te
escapaba, maldecías pasar tanto tiempo entre papeles, encerrado… Quizá habías
dado ya mucho a este mundo académico; tú que fuiste director en Gandesa, que en
nuestro centro te involucraste con el teatro y con la animación a la lectura,
ya no deseabas implicarte tanto a ese nivel. La vida está fuera, parecías
decirnos. Nuestras últimas conversaciones de curso aún intentaban buscar
aliciente en la poesía de las letras de rock, y yo te retaba a introducirla en
las aulas ante tu mirada socarrona y escéptica.
El hueco que dejas es enorme. Hemos aprendido
a través de ti a ver el mundo con un guiño. Tu mirada está en nosotros y cuando
sonriamos ante un fortuito juego de palabras, vamos a pensar inevitablemente
que andas tú en ello.
Nos quedan pendientes muchas conversaciones, muchos chistes, algunas
cervezas y al menos una barracha…
Resulta duro comenzar un nuevo curso sin ti. Ante este misterio
doloroso que encierra tu ausencia, no quiero hundirme en el dolor. Nadie
sabemos cuánto tiempo compartimos de este viaje que es la vida. Por eso, me
siento agradecida por haber compartido parte de este trayecto contigo. He encontrado
en ti un compañero abierto, cómplice, de mirada franca y buen corazón. Tu
familia tiene que sentirse muy orgullosa por todo lo que dejas en cada uno de
los que te hemos conocido. Tienes una familia
estupenda, que te quiere y lleva en sí lo mejor de ti. Son tu legado, a través de ellos seguiremos reconociéndote.
Espero que tengas mucha paz, mucha luz y buena música, en ese plano desde
el que, seguro, nos acompañas. Un abrazo enorme. Siempre contigo, Mario.
Déjame compartir algunos de esos momentos que no olvidaremos:
En defensa de la escuela pública |
Animación a la lectura con Julio Llamazares
|
¡¡Hasta siempre!!
Tus alumnos no te olvidan:
Simplemente insustituible. Nos has dejado cuando aún estamos intentando entender alguno de los chistes tan malos que nos contabas. Me enseñaste tanto en tan poco tiempo... Gracias por hacer que cada día valiese la pena encontrarse contigo sentado en tu sitio o en el ordenador ,en nuestro departamento, escuchando música de la buena...una sonrisa y una broma hacía que el día de trabajo fuese un día alegre. Mario... único. Gracias por haber entrado en nuestras vidas...en unas más tiempo,en otras menos...pero en todas de forma única. Forma de ser que hará que siempre te tengamos presente. Besos y desde allá arriba sigue haciéndonos compañia,que desde aquí abajo seguiremos echándote de menos.
ResponderEliminarQuerida Esther,
ResponderEliminarSiento no haber visto esta entrada hasta ahora. Quiero enviarte mis más sinceras condolencias y todo mi cariño.
Un fuerte abrazo,
Elisa Tormo
Querido Mario, ya hace poco más de tres años que nos dejaste y, sin embargo, parece que fue ayer... La vida sigue su curso inexorablemente pero, las personas que dejan huella permanecen en nuestros corazones; formas parte de nuestra historia.
ResponderEliminarMuchas gracias, Esther por estas palabras que manifiestan el sentir de todos los que compartimos un trocito de nuestra vida con él.
Carmen Aznar