Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39)
Miguel Hernández combatió en la Guerra Civil en el bando republicano en 1938-39. Esta dura experiencia repercutió en una poesía guerrera llena de ira y rabia contra la realidad que le había tocado vivir, llena de sinceridad y realismo.
ResponderEliminarTodo su sacrificio lo hace con la esperanza de obtener la ansiada libertad, muestra la certeza de que saldrá adelante porque mientras haya vida habrá esperanza al igual que los árboles talados mientras les quede savia.
Nos intenta transmitir el sentimiento de luchar por uno mismo, de no darse por vencido y con la fortaleza que le ayuda a soportar la adversidad y volver a crecer “nuevos brazos y nuevas en la carne talada”. También retrata la dureza de la sociedad, en cuanto las heridas eran taponadas regresaban al frente de nuevo, estaba por encima el patriotismo que el bienestar.
He elegido este poema por su realismo social muy diferente a la poesía que había leído de temas recurrentes como amor, desamor, tristeza, muerte, desengaño....El autor muestra una etapa muy reciente de nuestro país, que a través del poema me ayuda a entender los relatos contados por mis abuelos sobre sus vivencias durante la guerra civil española.
Miranda Carceller Catalán.
Nos encontramos ante un poema de Miguel Hernández, poeta el cual fue duramente reprimido por el régimen franquista, y así lo demuestra en sus poemas. En este en especial nos habla sobre la libertad, esa misma libertad que la dictadura franquista les arrancó y se tragó, y que hasta bien llegada la democracia no se devolvió, como así bien cito un celebre cantautor español llamado Evaristo Páramos (actual vocalista de Gatillazo y La Polla Records) en una de sus entrevistas: El fascismo se comió la libertad, y tras cuarenta años de digestión, cagó esta democracia. Así pues, Miguel en este poema nos pretende transmitir ese “ ansia de libertad con hambre de protesta “ (frase citada por el grupo Lagrimas de Sangre en una de sus canciones) que siente al vivir durante una guerra cuyo objetivo es la libertad, y que se la están arrebatando a él y a todas las personas. La libertad es lo más importante que tenemos las personas, pues como bien nos quiere transmitir Hernández, las personas nos hacemos a nosotras mismas a través de la libertad, la libertad de elección, la que nos permite errar para aprender, decidir, expresarnos, y sobe todo ser, porque si carecemos de libertad careceremos de nuestra esencia principal. Miguel nos muestra su lucha por la libertad, considera que no hay nada más importante y que si él sigue vivo es para conseguirla, se lo debe a aquellos que han muerto por evitar que se la arrebaten. Piensa que la base para que todo vuelva a renacer es la libertad, y que sin ella no somos nada. Él ve el futuro en la libertad.
ResponderEliminarBajo mi punto de vista, en este poema Hernández consigue atraer muy bien la atención del lector, debido a ese sentimiento tan cercano que muestra cuando expresa su ansia por la libertad, pues hace que el lector empatice a la perfección con él. Por otra parte, me gusta mucho esa esperanza que muestra al final cuando dice: “Retoñarán aladas de savia sin otoño reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida. Porque soy como el árbol talado, que retoño: porque aún tengo la vida.” , nos muestra que mientras nos quede la vida todo es posible, todo por lo que ahora está luchando en un futuro habrá merecido la pena.
Finalmente Miguel Hernández falleció de tuberculosis en un “ Reformatorio de adultos de Alicante “, aunque de no haber sido así hubiese muerto fusilado por el régimen franquista.
Mar Tudó Aviñó
Excelente comentario
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