"No habrá ser humano completo, es decir, que se conozca y se dé a conocer, sin un grado avanzado de posesión de su lengua. Porque el individuo se posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por medio del lenguaje. Hablar es comprender, y comprenderse es construirse a sí mismo y construir el mundo. A medida que se desenvuelve este razonamiento y se advierte esa fuerza extraordinaria del lenguaje en modelar nuestra misma persona, en formarnos, se aprecia la enorme responsabilidad de una sociedad que deja al individuo en estado de incultura lingüística. En realidad, el hombre que no conoce su lengua vive pobremente, vive a medias, aún menos. ¿No nos causa pena, a veces, oír hablar a alguien que pugna, en vano, por dar con las palabras, que al querer explicarse, es decir, expresarse, vivirse, ante nosotros, avanza a trompicones, dándose golpazos, de impropiedad en impropiedad, y sólo entrega al final una deforme semejanza de lo que hubiese querido decirnos? Esa persona sufre como de una rebaja de su dignidad humana. No nos hiere su deficiencia por vanas razones de bien hablar, por ausencia de formas bellas, por torpeza técnica, no. Nos duele mucho más adentro, nos duele en lo humano; porque ese hombre denota con sus tanteos, sus empujones a ciegas por las nieblas de su oscura conciencia de la lengua, que no llega a ser completamente, que no sabremos nosotros encontrarlo. Hay muchos, muchísimos inválidos del habla, hay muchos cojos, mancos, tullidos de la expresión".
(Pedro Salinas: El Defensor)
Imagen vía Plástica práctica, el blog de Inma Contreras.
Muchos inválidos, cada vez más. Porque antes lo eran sólo los analfabetos. Ahora hay tullidos de éstos con título universitario. Una pena y una vergüenza. Algo de culpa tendremos también los profes, que hemos permitido que se nos degrade a la categoría de carceleros o, como mucho, de payasos.
ResponderEliminarQué terrible pero qué cierta es la reflexión de Pedro Salinas.
ResponderEliminarMucha gente ve la lengua, el idioma, como una simple herramienta sin darse cuenta de que va más allá de un instrumento utilitario, sin embargo, parece que es más conveniente para quienes detentan el poder mantener a la población baldada de la lengua, basta escuchar o leer a políticos, a seudocomunicadores que se asumen líderes de opinión, los mensajes publicitarios y los diálogos de personajes de telenovela para darnos cuenta que esas limitaciones de expresión tienen muchas fuentes nefastas.
Como siempre va un abrazo y mi reconocimiento para ti, Esther, y para quienes hacen de la educación una actividad digna a pesar de los obstáculos y agravios mencionados por Biblos.
Aunque no con las certeras palabras de Salinas, mando este mensaje muchas veces a mis alumnos cuando aprecio que valoran tan poco lo que puede aportarles esta asignatura y constato su poca autoexigencia al expresarse.
ResponderEliminarSomos palabras, nuestros pensamientos se construyen con palabras y nuestras comunicaciones, aunque se apoyen en canales más sofisticados, están construidas también con ellas.
No desear mejorar nuestra competencia lingüística, sin ninguna duda, nos limita como personas.